MI MEJOR DESAYUNO
Fecha: 23/10/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: txuso, Fuente: RelatosEróticos
... dejara jugar, así que mordí la tostada y mastiqué despacio, sintiendo como su mano me la rodeaba y apretaba. Debí hacer algún gesto porque esbozó una risa muda. Volvió a acariciarla desde abajo hacia arriba llegando hasta la punta esta vez. Entonces sacó la mano y se la llevó a la boca, lamiendo la palma, y depositándola otra vez en su lugar. El contacto con su saliva suavizó el tacto y se deslizaba hacia arriba y abajo por todo el tronco hinchado. No tenía prisa, yo tampoco. Sorbí un poco más de zumo y empecé con la segunda tostada. Entonces ella se sentó con las piernas cruzadas al estilo indio, se quitó la camiseta, dejándome ver su excelente cuerpo, ensalivó la palma de su mano derecha y la metió bajo la bandeja. Con la mano izquierda me masajeaba y acariciaba y con la derecha empapada me masturbaba. - Nunca había probado unas tostadas tan deliciosas. - Le dije mordiendo otro bocado. - Lo sé, las preparo muy buenas, sabes que tengo buenas manos. Gemí cuando su mano derecha apretó mi glande y giró sobre él. - Bebe zumo. - Me dijo. Obedecí. Ella aceleró el ritmo durante unos segundos. - ¿Te gusta? - Me preguntó. - Mucho. - Desayuna tranquilo. - Añadió, siguiendo con su cometido. Sorbí otro trago, deposité el vaso sobre la bandeja y mordí la tostada. El calor iba subiendo por momentos, me tocaba de tal manera que dudaba si eyacularía antes o ...
... después de acabar el desayuno. Volvió a lamerse la mano y siguió agitándomela. Ahora apretaba la mano con fuerza y me la recorría subiendo y bajando lentamente. Yo seguía desayunando cada vez más tenso en respuesta a su tacto, estaba sobreexcitado y no tardaría mucho en culminar la obra si seguía con esa intensidad, cada vez me costaba más tragar, pero ella insistía en que siguiera desayunando, y yo no iba a negarle nada. Sorbí otro trago de naranja y sentí un espasmo que hizo que una parte se derramara sobre mí. Ella sonrió y siguió acelerando la marcha. dejé el vaso. - Apura la tostada. -Me ordenó. Me llevé el último trozo a la boca y mastiqué como pude. El conducto se había abierto y pronto sucedería el derrame. Tomé un poco más de zumo y me sentí al límite mientras tragaba aquel manjar. Empecé a gemir más fuerte, ya era incontrolable. Ella me miraba agitando su mano a buen ritmo, preparada para explosión. Y estallé, contra la parte baja de la bandeja y sobre mi abdomen, sufriendo espasmos de placer aun con su mano agarrándome y deslizándose suave y despacio. Sacó las manos de debajo de la bandeja y lamió su mano derecha, limpiándola. Sabía lo que me gustaba verla así. - Dicen que el desayuno es la comida más importante del día. - Exclamó sonriente. Reímos. - Este ha sido excelente. Dejé la bandeja en el suelo, la besé y la abracé tumbándola en la cama.