1. ME VOY A FOLLAR A TU MUJER!!!!


    Fecha: 16/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Masturbación Voyerismo Autor: rogergr, Fuente: xHamster

    Eran casi las dos de la tarde y en la playa no había mucha gente. Desde la tumbona contemplaba a mi niña de 9 años jugar en la orilla con sus amiguitas, vigilando que no se acercara mucho al agua, pues había oleaje. De vez en cuando echaba un vistazo al periódico que ya había leído dos veces en la mañana, o simplemente cerraba los ojos dejando que el sol me diera en la cara. Aun quedaban 10 tediosos minutos para volver al apartamento, donde mi esposa, Claudia, debía estar preparando la comida con la ayuda de su madre. Hacía casi media hora que las dos se habían marchado de la playa.De repente, una voz masculina, surgida casi de la nada, me susurró al oído una frase impactante:- ¡Me voy a follar a tu mujer!Sobresaltado me incorporé y vi un hombre algo alto y moreno que se alejaba de mí. No pude verle la cara, pero por detrás parecía un tipo bien plantado, musculoso y bronceado. Me quedé perplejo y con poca capacidad de reacción en esos momentos, mientras el individuo desaparecía entre las rocas que escoltaban el camino de entrada a la playa.Pensé que se trataba de un lunático, o bien que se había equivocado de persona, pero aún así las palabras que me había soltado, tan directas y ofensivas, me rebotaron en el coco durante un buen rato, provocándome una inquietante desazón nerviosa.Cuando llegué al apartamento, ya apenas me acordaba del episodio. Tras la comida, mi mujer acostó a la niña y me dijo que se iba a la playa. Al escucharla, saltaron en mí unas estúpidas alarmas. En ...
    ... realidad todos los días ella se iba a la playa a esa hora, y jamás se me había ocurrido pensar en nada extraño en ello, es más ella me invitaba a veces a acompañarla, algo a lo que yo siempre me negaba poniendo como pretexto el calorazo de esa hora.El caso es que en esta ocasión ella no me dijo nada de acompañarla y a mí me entraron ganas de hacerlo.- Me voy contigo - le dije muy animado.- ¿De verdad? - respondió ella, claramente extrañada - Esto sí que es una novedad.- Pues sí, no sé, hoy me apetece pasar un rato allí, contigo - le contesté, ocultando el auténtico y ridículo motivo.- Que raro, siempre te quejas de que si a estas horas no hay quien aguante el sol y me dices que estoy loca, que si el sol no broncea, sino que quema, que si es mucho más saludable echar una siesta.- ¡Vale, vale! - la corté - pero alguna vez se puede cambiar de opinión, o ¿es que no quieres que te acompañe?- No, no, en absoluto. Por mí, encantada, así verás que no se está tan mal. Además, suele soplar una deliciosa brisa. Me doy una ducha y nos vamos para allá.Fueron tan naturales las respuestas de Claudia que me sentí un estúpido celoso sin fundamentos. En realidad no me apetecía en absoluto volver a la playa, sino quedarme tan a gusto en el sofá vagueando con la tele y con el periódico de la mañana, leyéndolo una vez más. Pasó el tiempo necesario para que, cuando Claudia ya estaba lista, yo hubiera renunciado definitivamente a irme con ella.- ¿Nos vamos? - me dijo, toda alegre y risueña.- ¡Puff! ...
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