1. De Andrés a Andrea: Historia de mi feminización (V)


    Fecha: 18/02/2019, Categorías: Dominación Autor: andresa, Fuente: RelatosEróticos

    ... Me recordó que debía seguir sus instrucciones y que para nuestra próxima cita fuese vestida de mujer, con ropa sexy pero no excesivamente provocativa.Ese día, además de trabajar para ella, empezaría mi tratamiento hormonal. Protesté débilmente, pero le bastó sólo una mirada para hacerme callar. Cuando llegamos a su zona se bajó del coche para dejármelo. Antes de irse me lanzó un beso con la mano y me sonrió. Me gustaba aquello. No había querido reconocerlo hasta entonces pero me gustaba cada vez más. Me sentía cada día más mujer y más puta. Me daba cuenta de que mis gestos se estaban volviendo más femeninos, de que en cuanto me despistaba movía las caderas como una zorra. Cuando volví a la peluquería de Inés me sentí alegre. Le pedí que empezase el tratamiento láser para depilación y ella lo hizo, encantada. Me maquillé y me vestí de mujer, y volví a la tienda de las chinas. ¡Qué casualidad! Allí estaba aquella chica que se rió de mi cuando me pintaron las uñas por primera vez. Entré y me senté en la silla esperando a que terminasen con las dos clientas que estaban atendiendo. Terminó la primera, pasó la chica y al poco tiempo terminó la segunda. La china me llamó, ¡Andrea! Y yo entré y les dije “Buenas tardes”. Una de las chinas me respondió, sonriendo “Hola, putita, ¿otla vez pol aquí?” Sorprendida, la chica me miró. Mi voz era masculina y entonces me reconoció. Me miró asombrada y le expliqué que estaba saliendo del armario, que me estaba transformando en mujer y que lo de ...
    ... “putita” era una broma con las chinas. Ella me sonrió “Cuando te vi la otra vez me dije, que chico tan guapo, tan atractivo, pero tiene modales de chica, y no me equivocaba. Creo que sí, perdona, pero tienes pinta de putita con esa ropa y ese maquillaje”. Ese fue el punto de inflexión. Yo quería ser mujer, y quería ser puta, me gustaba y disfrutaba siendo utilizada. Durante todo el mes esa idea se fue abriendo paso y cada vez estaba más convencido. Llegó la siguiente cita. Carla me miró y aprobó con la vista lo que veía. Iba despampanante con mi nueva falda, mini y con volantes debajo, con un corsé ajustado que resaltaba la cintura, y con una blusa semitransparente de media manga que dejaba ver por el escote unos senos redondos, duros y grandes, escondiendo a duras penas los pezones. Yo iba lanzada. “Carla, déjame explicarte como me siento. Durante este mes he pensado mucho en lo que me dijiste y quiero transformarme en una mujer, en tu zorra. Me apetece vivir como mujer, sentir como mujer y quiero seguir adelante” “Andrea, desde que te conocí me di cuenta que eso era lo que deseabas, que serías la mejor puta que hubiese tenido nunca. Estoy de acuerdo contigo y seguiremos adelante, pero debes pensar también en tu familia ¿Qué les vas a decir?” Ya había reflexionado sobre ello y me había planteado hablar con mi mujer y divorciarnos de mutuo acuerdo. No le explicaría los motivos reales sino que hablaría de que nos habíamos distanciado, de que ya no compartíamos nada y que para ...