1. El estigma (2)


    Fecha: 19/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... de Víctor, buscando unir su “conejito” a la “cosita” de su hermano. Lo logró, pero encontró un tanto flácida la “cosita”, y eso tampoco era plan. Luego decidió encaramarse algo más sobre ese cuerpo ahora inerte para pasar una vez y otra su “cosita” sobre la del “Bello Durmiente”, “cosita” masculina que, como quién no quiere la cosa, empezó a responder que era una vida mía o, mejor dicho, suya, de la gozosa Elena, pues menudo “sobo” que le arreó a la referida “cosita”, que entró en “plan” que para qué las prisas en encajársela mejor, aunque respetando la “inmunidad” de la gozosa “cosita” por aquello de no despertar al durmiente. Que descanse, que descanse, se decía pues le reservaba inminentes “trabajos forzados”, luego más valía que descansara, no se le fuera a “rilar” en medio del “trabajo”…. Así, descansada y feliz como se sentía, Orfeo no tardó en acogerla entre sus suaves y oníricos brazos BAJO EL SIGNO DE VENUS La luz de casi el medio día bañaba el cuerpo desnudo de Elena cuando la mujer abrió los ojos. Alzó los brazos por encima de su cabeza y, flexionándolos hacia dentro, se estiró, perezosa, cual larga era, haciendo que sus piernas quedaran casi rígidas al desperezarse cual gata que acabara de despertar al nuevo día. Recordando los dulces sucesos de la noche anterior, giró la cabeza buscando el lugar donde anoche quedara su querido hermano más dormido que un leño. Y entonces le vio, erguido sobre su codo izquierdo en tanto la mano derecha, cerrada en un puño, se ...
    ... apoyaba en la mejilla del mismo lado, como sosteniéndola, en tanto que sus ojos la miraban llenos de amor, de cariño. Ella entonces se volvió hacia él, aunque más propio sería decir que se fue izando sobre su hermano hasta quedar encaramada sobre él, obligándole a tenderse sobre el suelo hasta apoyar en tal sitio la espalda. Elena, subida por completo sobre Víctor, maniobró hasta que su coñito quedó en contacto con la feroz “tranca” del hermanito. Entonces, empezó a rozar briosamente la “herramienta” masculina con su sexo, su “cuquita” que enseguida comenzó a tornarse inagotable manantial de los más íntimos fluidos femeninos, inundando con el olor de sus feromonas el ambiente, con lo que Víctor inició el viaje al universo de los mil y un aromas embriagadores. Aunque el amoroso hermano de Elena tampoco se estuvo quieto desde que su queridísima hermanita iniciara la “maniobra de aproximación al objetivo”, planeada cual si fuera el mejor estratega militar del mundo, pues sus manos al instante se habían apoderado de aquello dos odres de vino y miel que eran los dos maravillosos senos de la mujer que le traía loco de remate. Los manoseaba, los estrujaba una vez y otra y ni se sabe cuántas veces más, aplicándoles boca y lengua alternativamente, besando, lamiendo y succionando cada una de ellas y a cada momento, casi a cada segundo. Elena, cada vez más enervada, más encendida, se movía sobre la “tranca” de Víctor como si fuera una sierra de vaivén, friccionando su encharcada “cosa” ...
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