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El niñero: Amantes
Fecha: 23/10/2017, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... lentamente comencé a enterrar mi carne en su pequeño orificio. Sus gemidos me erizaban la piel, y la manera con que su recto se contraía me tenía al borde del orgasmo. Lamí su cuello y hombro para relajarlo y consolarlo hasta que por fin estuve completamente dentro de él. Su interior ardía como el infierno, y era tan estrecho que me preocupaba romperlo. Comencé a bombearlo una vez que estuvo listo, y sus gemidos de placer no se tardaron en aparecer. Mientras lo embestía jugaba con sus nalgas, abriéndolas y juntándolas, disfrutando ver cómo mi grueso pene taladraba ese ya irritado ano juvenil. Cuando sentí que mi orgasmo estaba cerca, decidí cambiarlo de posición para ver su cara mientras me corría. Cuando lo giré descubrí que él ya había tenido su orgasmo ya que había una mancha de humedad en el lugar donde estaba su pene. Coloqué sus piernas en mis hombros y, haciendo contacto visual, comencé a penetrarlo lentamente. Amaba sacar completo mi pene y ver como su ano dilatado boqueaba, y luego meterlo con violencia mientras James se retorcía de placer. Instantáneamente su pene se volvió a endurecer y lo tomé entre mis dedos. Me incliné y busqué sus labios para jugar con nuestras lenguas mientras lo penetraba y masturbaba. Su boca ya estaba ligeramente abierta y sus ojos estaban entrecerrados y perdidos en la lujuria. Lo taladré con fuerza y aumenté la velocidad de la paja que le realizaba. Sus gemidos se ahogaron en mis labios al mismo tiempo en que un líquido caliente ...
... comenzaba a derramarse en mi mano. Su boca se abrió lanzando un grito sordo, mientras yo disfrutaba de sus contracciones anales para llegar a un intenso y pecaminoso orgasmo. Llené su interior de espesa leche y caí completamente seco de fuerzas. Mi cronotropismo cardiaco estaba por las nubes, y sentía que en cualquier momento me rompía alguna costilla. Quedamos desfallecidos por unos minutos, todavía sin creer lo intenso que había sido todo. Creo que ambos esperábamos eso de una manera anhelante. Cuando su respiración se reguló, logró emitir la primera frase: -Me iré al infierno -resopló-. Ese orgasmo no tiene perdón de Dios. Creí que toda mi energía se iba por mi verga mientras me corría. -Si me voy al infierno por sentir esto, me iría feliz por la ruta panorámica -dije con una sonrisa-. -Siento que mi culo está lleno. Y en efecto, de su culo chorreaba un río de leche. Lo recogí con mis dedos y se lo introduje en su culo nuevamente. Su ano estaba muy abierto y de un rojo muy intenso. Nos levantamos y nos fuimos a asear. Apliqué un poco de crema en su culito, y luego volvimos a la cama. -No quiero irme -dijo con tristeza-. Quiero dormir contigo. -Es peligroso -contesté-. Ya lo sabes. -Dame un beso de buenas noches -me suplicó. Y sin esperar respuestas, se lanzó sobre mi boca haciendo que cayéramos sobre el colchón. Lo besé a fondo y acaricié su desnudes. Sus labios besaron mi pecho y llegaron a mi pene. -También me tengo que despedir de él -sonrió-. Mis manos se fueron a sus nalgas ...