1. Todo ocurrió de forma fortuita


    Fecha: 23/02/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Todo ocurrió de forma fortuita, yo un hombre casado y con dos hijos y con una vida estable, se encontró de repente con algo que nunca había soñado y que ni por asomo pensaba que podría ocurrirle a él. Me llamo Alex, tengo 42 años y soy diseñador de interiores, trabajo que me permite tener un horario no muy rígido; como he dicho tengo dos hijos mi hija Ana de 15 años y mi hijo Juan de 13 y una esposa a la que quiero aunque nuestras relaciones sexuales, aunque placenteras, no son todo lo habituales que yo desearía. Ella tiene una tienda y por la tarde va ella a recoger a los niños para llevarles a clases particulares, de donde les recojo yo sobre las 7h para ir a casa. Por las mañanas les llevo yo al colegio que se encuentra cerca de casa y luego iba a desayunar a una cafetería cercana, para después comenzar mi actividad laboral. Hace unos dos años un día al llevar a los niños al colegio y después de despedirme, me di la vuelta y mirando los mensajes recibidos en el móvil me puse a cruzar la calle (como no debe hacerse, sin mirar a los lados) y de repente un frenazo y un toque de claxon. Me asusté y me giré viendo a otro hombre bajar de sus coche, diciendo, “pero no sabe que hay que mirar?, casi le pillo”. Le miré pidiéndole perdón y diciéndole que efectivamente había comenzado a cruzar mirando el móvil, que lo sentía mucho y si me permitía invitarle a un café como desagravio. Aceptó mi invitación y tras aparcar su coche nos dirigimos a la cafetería donde desayuno habitualmente ...
    ... y tras sentarnos y pedir nos presentamos. Se llamaba Carlos y tenía 43 años, su aspecto de hombre muy cuidado, alto como de 1,90 y atlético (tengo que decir que yo mido 1,86 y aunque no soy atlético me cuido bastante), según me contó era abogado , estaba casado y llevaba a su hijo al mismo colegio que iban los mios, por lo que coincidimos en que parecía mentira que nunca nos hubiésemos visto, Comenzamos a charlar de nuestros hijos, de sus aficiones, para pasar a hablar de nuestras profesiones etc. Al despedirnos y ver que coincidimos en horarios, quedamos en desayunar juntos todos los días tras dejar a nuestros hijos. Esta costumbre nos llevó a una mayor complicidad hablando ya de nuestras mujeres, de nuestra vida sexual, incluso comentamos alguna que otra infidelidad que habíamos tenido, aunque de forma esporádica. La relación era cada vez mas intensa y sentía que me gustaba estar con él y compartir nuestras interioridades, he de decir que nunca había sentido nada por un hombre, que me considero heterosexual y que como mucho había tenido alguna relación de crio en el colegio con otros compañeros en exploración de nuestra sexualidad. Un día, me dijo que estaba pensando en modificar su despacho y si podía echarle una mano, a lo que le contesté lógicamente que si, quedando en que al día siguiente después de desayunar iríamos para verlo. Al día siguiente, todo transcurrió con normalidad, nos encontramos fuimos a desayunar, pero me dio la sensación de que estaba muy nervioso, le ...
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