1. Petit, una verdadera amistad


    Fecha: 27/02/2019, Categorías: Anal Lesbianas Tabú Autor: aliciawonders, Fuente: xHamster

    ... Petit con curiosidad lasciva. Mira mi trasero de grandes y blancas nalgas, a las que mi Evant les dice “mis duraznos” y Petit parece hambrienta. Me lame la piel del trasero, me da pequeños besos y con sus pequeñas manos de uñas pintadas de rosa fuerte, me agarra un poco violenta y se siente el hundimiento en mi piel.Y yo había permitido que la pequeña bola de nieve, descendiera vertiginosamente. Con un poco de mente abierta y de deseos desatados, la avalancha no hace más que crecer. Petit me agarra una nalga, un poco violenta, un poco dulce, y se siente el hundimiento en mi piel. Sus dedos delgados y atrevidos sabían tocar a su manera. Mi Petit tiene sus procedimientos desordenados. Sigue bajando mi estrecho pantalón, y los zapatos de tacón pudieron ser limites para las ganas frenéticas de mi Petit, pero yo no era tan cruel, ni tonta, para no ayudarle en su intento por tener un poco más de mí. Me quité los zapatos, y ella me miró a los ojos como si no quisiera que yo le diera de a cucharadas el alimento sensual, miró mis calcetines rojos y le dejé hacer. Se bajó de la cama, me senté frente a ella y Petit se echo allí como posando para un óleo, o mejor, para una fotografía de dos tintas, con sus pequeñas tetas de chica rubia, su cabellos más despeinados, y las piernas dobladas hacia atrás y a los lados. Mirando mis calcetines como si quisiera atrapar su imagen para no olvidar sensaciones preciosas para ella. Tomó mi pie izquierdo y lo llevo a su mejilla, se acarició con la ...
    ... parte interna de mi pie y yo me sentí un poco enamorada, un poco inspirada, muy encantada.Qué apetitoso ritual se puede llevar cuando las delicias de los aromas, de las formas y de los sabores, se prueban con el máximo asombro, con las chispas de cada percepción, llenando los sentidos, sobrecargándolos con sensaciones sin tiempo y sin prejuicio. Me quitó un calcetín tras otro, como si al hacerlo, estuviera descubriendo la flor más delicada, evitando al máximo dañar los tiernos y rosados pétalos. Quedaron mis pies desnudos y Petit los tomaba de mis talones y bajaba uno, mientras subía el otro. Parecía que se le iba la vida en ello, se acercaba a mis dedos y abría sus labios húmedos. Me besó la punta de los pies mientras me miraba desde allá abajo, y subió de nuevo a la cama, como si retomara el ritual que religiosamente había estado creando.Esa música, compuesta por orgasmos y escalas musicales libidinales, no paraba de producir maravillosos estragos en mi mente desviada. Música que decía: sigue desnudándote mi amor, que quiero que te vistas de tu sudor transparente. Y yo le hice caso a la melodía y a su maestra de nombre pequeño, de nombre Petit. Pequeña perversa, a propósito dejó mi tanga negra puesta. El último bocado para su pequeño final. Yo allí, casi desnuda. Haciendo la pose de una sirena que podría tomar el sol y dejarme ver del marinero más perverso que pueda haber. Casi totalmente expuesta a las ganas de mi pequeña pervertidora. Entonces ella bailó un poco, o al menos ...
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