Petit, una verdadera amistad
Fecha: 27/02/2019,
Categorías:
Anal
Lesbianas
Tabú
Autor: aliciawonders, Fuente: xHamster
... como un latir de corazón, pero a un ritmo más acelerado. Una taquicardia de emociones. Como cuando metí la punta de mi lengua y como en cámara lenta, se hundió entre los labios mayores rosados de Petit. Fue como lamer un pastelito muy lentamente, y encontrar dentro de él un pequeño y cálido punto húmedo. Su clítoris me supo a una combinación de sudor joven, esencia de ambrosia y sexo suplicante. Allí estaba ese pubis inmaculado, yendo y viniendo, alejándose, y al acercarse abriéndose por la presión de mi lengua en el intento de dividir y de sentir el abrazo de sus labios vaginales en mi lengua triangular. Acepté y abracé mi locura y mi delicioso pecado. La agarré de las nalgas blancas y la atraje hacia mí, pues ese jueguito de ir y venir me estaba matando de ansiedad. Le metí la lengua y chupé lo que pude de su humedad, al principio parecía que su vagina estaba un tanto seca, pero cuando hundí mi lengua con más fuerza, tratando de alcanzar la abertura del escondite del que ella me había hablado, abrí la fuente de los jugos libidinales y sentí el pleno sabor de las lagrimas de gusto que la dulce vagina de Petit podía derramar. Mientras tanto ella jadeaba roncamente, y me daba besos seguidos y pequeños, como gotas de una lluvia que apenas se empieza a desatar, besos en mi cabeza, en mis mejillas sonrosadas, en la frente, y cuando yo levanté la mirada para embriagarme con sus gestos de chica excitada me besó de nuevo, y yo, como una mujer que emocionada quiere enseñar lo que ...
... había descubierto en el sabor de ese lubricante néctar de su flor, le pasé su propio sabor mezclado con mi saliva que produje en cantidad extra para que nos ahoguemos en nuestra secreción secreta.Entonces, en medio de esa candente sensación, Petit estiró la mano y alcanzó la botella culpable de los eventos que estaba adorando que sucedieran, y vertió en su boca un chorro rojo que se derramo delicioso por las comisuras de los delgados labios de esa amante dorada. Hilos de vino seco que se dibujaron misteriosos y yo me puse un poco celosa por las caricias que ese río ebrio le daba a mi pequeña Petit, así que le lamí aquellos afluentes que pasando por sus tetas, desembocaban en su ombligo. Ella subió de nuevo la botella en alto y soltó un chorro sobre mis tetas grandes, y mojamos la cama de sudor y tinta roja. ¡Qué bien recibida la humedad de ese veneno en medio de mis piernas! Le dije: ¡bebe, mi amor, por favor bebe!- sentí como de mis ganas surgía la súplica, pues suplica era. Que se lleve lejos de mí todo rastro de vergüenza, que chupe de mí el vino que alcanzó a penetrarme la vulva ardiendo. Y ella me lamió encantada, mientras parecía que murmuraba sonidos de estar bebiendo, y su lengua me traía descanso de esos que no son pasivos, sino que demandan momentos aun más atrevidos.Le ofrecí mis piernas abiertas y su lengua se hundió en mi vagina húmeda de jugos míos y vinos de todos. Fue en ese momento que mi vista buscó el estado de Evant, y allí estaba con una media sonrisa, ...