1. Historia del chip (039): El club (Enko 003)


    Fecha: 27/02/2019, Categorías: Dominación BDSM Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... el tercero del día, Nadia no tenía ninguna expectativa y, por otra parte, Enko sabía exactamente cómo llevarla al borde del clímax en unos segundos. Nadia había sido modificada, condicionada y entrenada hasta el punto de no distinguir sus impulsos contradictorios. Su química cerebral, -su dopamina-, hacía tiempo que la había convertido en una devoradora sexual. Su enamoramiento enfermizo y adictivo la compelía a cumplir con las expectativas de su amante a costa de cualquier instinto de salvaguardia. Enko tiró de la cadena que conectaba los pezones. El gesto provocó inmediato dolor en Nadia, que apenas tuvo el ánimo de no llevar las manos hacia sus pechos, consiguiendo que se quedasen a cada lado de su cuerpo. El simbolismo consistía en la afirmación parte de Enko de que había tenido un buen orgasmo y estaba satisfecho con la actuación de Nadia. Nadia tardó meses en aceptar un dolor tan intenso en los pezones. Su mente, -orientada al placer que los nuevos pechos otorgaban-, se había negado a asumir los nuevos retos e impresiones que Enko proponía. Y entre ellos estaba el dolor implícito cada vez que él tenía un orgasmo. Esa faceta quedó atrás y Nadia casi se sentía orgullosa de permanecer quieta e impasible cuando los pezones eran tironeados con fuerza. El metal se había fundido con la piel interna de los pezones y los tejidos y los nervios correspondientes se unieron díscolamente. Sentía una leve excitación por el mero peso de la cadena y adoraba la estimulación casi ...
    ... continua que le provocaba el caminar o notar el tejido circulando entre la piel sobrexcitada. Y no habría vuelta atrás, no sólo por la permanencia de sus nuevos pechos sin posibilidad de cambios, también porque la conexión de los nervios con el metal sería casi imposible de deshacer. Nadia deseaba cada vez más tener orgasmos a través de sus pezones y su clítoris, -huérfano desde hacía tiempo inmemorial-, estaba cada vez más atrofiado, con sus nervios diluidos. El protector vaginal implacable también ayudaba a crear esa sensación, por ahora nueva. A Nadia todavía le dolían los pezones cuando entraron en el avión, después de atravesar los largos pasillos. Al menos iban en primera y entraron antes. Se quitó la chaqueta y los tacones antes de sentarse y se levantó la exigua falda antes de posar las nalgas. Agradeció el contacto con el cómodo sillón. Era el primer día que llevaba la sensual tela en las posaderas y un poco de descanso era de agradecer. Cruzó las piernas como siempre, lo que implicaba que su cuerpo aparecía desnudo lateralmente salvo una mínima zona en la cadera dónde la falda no podía desaparecer. Todos los pasajeros verían su cuerpo sin problemas. No era algo que a Nadia le fuese a quitar el sueño. Iba con un atuendo parecido desde hacía seis meses y suponía que Enko no cambiaría de criterio salvo que se cansase de verla siempre igual. No se sentó nadie más en primera, lo que fue un alivio para Nadia, poco acostumbrada a esas exhibiciones en un avión, donde era algo ...
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