Madre poseida
Fecha: 25/10/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Un hijo posee a su madre con alevosia, pero la vida le enseña a suavizar su conducta. Esta historia cubre los dos últimos años de mi vida donde se desencadenaron los sucesos más afortunados y de desafortunados casi en simultaneo, el resto de mi historia resulta tediosa frente a lo acontecido en estos últimos tiempos. Soy una mujer temperamental, profesional, creo que culta y moderna, ahora mi mente se ha abierto, pero mi educación paterna mas mis supuestos firmes principios me hacían una mujer tradicional, aferrada a principios agobiantes pero llevaderos. Tengo 43 años, 1,70, 57 kilos, delgada, senos regulares con pezones chicos, buena cintura, culo redondo no muy grande, pienso que es lo único lindo que tengo, mi concha bien depilada no siempre fue satisfecha como creí merecerlo, mi clítoris tan pequeño que me cuesta encontrarlo para alguna caricia, pelo negro, sin canas, cortito, piernas largas, poca panza a pesar de dos partos naturales, ojos negros más bien grandes, labios más bien finos, no soy precisamente ni atractiva ni una mujer fatal, del montón diría. Tengo dos hijos, una nena de 20 y un varón de 17, para mí son hermosos. Mi hijo, un pendejo precioso con una carita de ángel, ojos claros pelo renegrido, delgado buen físico, con una pija de novela, de buenas dimensiones al menos para mi gusto, la nena, flaca, alta como yo, moderna pelo corto, negro pocas tetas y un culito como el de su madre cuando tenía su edad, su carita es graciosa pero sería es como yo, diría ...
... casi desagradable. Ambos son o eran muy independientes y egoístas, no tan cariñosos como a mí me gustaba. Por suerte hoy es diferente. Mis antecedentes sexuales son muy comunes, adolescencia de pajas, algún polvito entre las piernas, varios noviazgos cortos y un gran enamoramiento con casamiento incluido, un hogar normal , vienen dos hijos y se vive la rutina de su crianza con los polvos sin ruido, y la consabida decadencia en frecuencia y calidad, no hubo que yo sepa cuernos, pero un buen día me dijo, basta y se fue con otra más joven y seguramente más atractiva y mas sexi que yo. Hasta esa fecha me vestía aburridamente formal y mi seriedad era parte de mi personalidad, me fui desmoronando en todo y ya me abandonaba bastante, mi libido ya flojo se torno inexistente, y mi indiferencia por el sexo total. En cambio mi nena en la flor de la edad, cambiaba de novio como de bombacha, por suerte nunca se enfermo ni apareció embarazada, era y es muy reservada. Cuando mi separación ocurren dos cosas, mi nene regresa a casa luego de finalizar su internado, contento con su titulo y libertad y ella parece haber conseguido un novio permanente. Ni esos logros podían borrar de mi rostro la mueca de la desazón. Nuestras relaciones eran normales, poco cariñosas, nada efusivas, si respetuosas del hogar y la persona, ni traían amistades a coger a casa y de ese tema nunca se hablo, ni siquiera de madre a hija. El chico, egoísta solo pedía, y no se vislumbraba quisiera sentar cabeza, salía bastante ...