1. LE LLAMAN LA NIÑA


    Fecha: 09/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tengo 50 años. Soy electricista. La semana pasada, haciendo motocross, me rompí una pierna. Mi esposa, trabaja en una mercería. No tenía quien me cuidara. Al enterarse nuestra vecina, le ofreció su hija a mi esposa, para que me atendiese. Mi esposa, aceptó de buen grado. La hija de la vecina, a la que llaman la Niña, después de la ESO, hizo algo de enfermería, pero no tiene trabajo y atendiéndome se está ganando unos dineritos. El primer día, todo trancurría con naturalidad. Hizo la comida, la merienda. Limpió la casa. Lo normal. Lo que no fue normal, fue cuando llegó a la habitación con una palangana con agua templada, tres toallas, dos de mano y una grande, y me dijo: -Hora del baño, Andrés. Aquella preciosidad, rubia, de ojos azules, de largas y delgaditas piernas, y de tetas inmensas, a las que se le dibujaban los pezones en una camiseta blanca que llevaba puesta, me sacó la parte superior del pijama, después, comenzó a lavar mi pecho velludo con una toalla de mano impregnada en agua y jabón. -Estás bien conservado. Tus músculos parecen los de un chaval. Le iba a decir que ella si que tenía buenos pectorales, pero le dije: -Hago ejercicio. Poco después me quitaba el pantalon del pijama. Como no llevaba calzoncillos, se encontró con mi polla, que no es muy grande, mide 18 centímetros, pero que es gorda como un salchichón. Estaba a media asta. Lavó mi pierna buena. La otra la tengo escayolada. Minutos más tarde le tocó el baño a mis partes. Suavemente me lavó los ...
    ... testiculos. Mi polla se iba levantado mientras los lavaba. Al final tenía una errección total. La lavó con agua y javón. La secó. Sus ojos azules brillaban mirando para ella. Supongo que no pudo aguantar más. La cogió con su mano derecha. La metió en la boca y la chupó con ganas. Se desnudó. Después, con mucho cuidado, para no lastimarme, subió encima de mi y me puso su pequeño chochito peludo en la boca. Se lo comí como si fuera un pastelito. Cuando sus gemidos me dijeron que se iba a correr, apuré los movimientos de mi lengua y sentí, entre dulces gemidos, como su fluido vaginal, calentito, iba cayendo en mi boca. -¿Te gustó mi corrida? -me preguntó al terminar. -Me supo a poco. Se colocó sobre mi polla. La cogió con la mano, y empezó a restregarla desde su culo hasta su clítoris. Cada vez que llegaba al culo, yo intentaba metérsela. Ella dejaba que entrara mitad de la puntita y la quitaba. La llevaba a la entrada del chochito y hacía lo mismo. Yo me moría de ganas por metérsela, pues entraba tan apretada que parecía que era su primera vez. Al rato, oí como me decía con la voz entrecortada: -Me voy a correr otra vez, Andres. Puso mi polla sobre su clítoris. Lo movió en círculos. Aceleró, y aceleró, y aceleró... y... ¡Pedazo de corrida echó! Me dejó la polla y los huevos empapados. Al terminar, me besó por vez primera. -¿Tienes un preservativo? -No. -Pues te vas a tener que correr en mi culo. No tomo la píldora. Voy a la cocina a buscar aceite. Ahora vengo. Cuando volvió, se acomodó ...
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