1. Con el maduro de la tienda...


    Fecha: 25/10/2017, Categorías: Gays Sexo con Maduras Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... hacerme un póster. –Vaya, parece que hoy le ha dado por adivinarme el pensamiento.- La verdad, no sé que me ves. Sobre todo al lado de alguien como tú…Me interrumpió con un beso en la mejilla, tras lo cual me susurró al oído: - Para otros no sé, pero para mí tienes un atractivo que no es fácil de encontrar hoy en día.Abrió la puerta. Estábamos ya saliendo por ella cuando, repentinamente, se detuvo y se quedó como expectante. Yo hice lo mismo. Unos momentos después me miró, sonrió y dijo señalando hacia su entrepierna con un gesto de cabeza:- Es que con estos pantalones se nota mucho el empalme, y uno no puede salir así a la calle…Me reí. Qué tío más majo. Y por cierto, agradecí llevar vaqueros de toda la vida: no me apetecía preocuparme por la gente mientras paseaba con aquel hombre que me ponía a cien con cada gesto que hacía.Salimos y echamos a andar. Era ya de noche, y había muy poca gente por la calle. En seguida Mario me pasó un brazo por encima de los hombros, dejando colgada la mano con espontaneidad. Fuimos así caminando y al cabo de un rato se metió la otra mano en el bolsillo y me preguntó:- ¿Te importa que me haga un peta? No sé si te molan.Jóder si me molan; este hombre es una caja de sorpresas. - Claro tío –respondí–, me encanta gorronear un par de caladas de vez en cuando.- De puta madre; este, pa ti y pa mí solos.Se lo lió con maestría sin dejar de andar y delante de mis ojos, pues no apartó su brazo de mis hombros. Mi polla me dio un toque cuando vi cómo ...
    ... deslizaba su lengua por la pega para cerrarlo; era difícil hacerlo con mayor naturalidad y sin perder ese punto sensual y morboso, difícil combinación de la que Mario era un puto maestro.- Vas a estrenarlo tú, Jorge –anunció. Me dispuse a recoger el porro y el mechero pero, para mi sorpresa, se lo encendió él aspìrando una profunda calada. Puso una sonrisa de travieso seguro de sí mismo, y en un rápido movimiento cambió de postura, colocándose delante de mí, sujetando con ambas manos mi cara e introduciéndome todo el humo en la boca. Aspiré su beso sin separar mis labios de los suyos, y luego me dejé llevar por el repentino mareíllo cerrando los ojos y echando fuera de golpe el humo. Mario aprovechó para lamerme el cuello con vehemencia. Qué puto amo.- La hostia tío –le solté.- Me alegro que te guste. –Sonrió de nuevo y seguimos caminando. No sé si fue que la fumada me alteró momentáneamente la percepción del tiempo o qué, pero me sorprendí al darme cuenta de que nos habíamos terminado el canuto tranquilamente sin haber recorrido una larga distancia. Miré el reloj: las ocho y cuarto (¡hostias, qué de puta madre!); Mario notó mi gesto mezcla de sorpresa y satisfacción, y me guiñó un ojo, tras lo cual echó un rápido vistazo a la calle.- Es en la siguiente manzana –anunció–, pero como nos hemos dado prisa tenemos de premio un par de minutos.Iba a preguntarle "¿para qué?", pero en seguida me di cuenta de que había que ser muy gilipollas para no captarlo. A dos pasos había un portal ...
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