Internet y sus relaciones IV
Fecha: 21/03/2019,
Categorías:
Anal
BDSM
Sexo Duro
Autor: Escritordebondage, Fuente: xHamster
... instrucciones.Veinte en cada nalga –dijo- con contundencia.Ruth recogió la minifalda de su amiga hasta dejar su trasero completamente expuesto. Susana estaba intentando prepararse mentalmente para lo que sabía se le venía encima, cuando el primer golpe del cepillo cayó sobre su nalga derecha.¡MMMMMmmmmmm! –soltó a través de la mordaza. El dolor había sido excruciante.¡PLAFF! ¡PLAFF! Uno tras otro Ruth fue repartiendo los azotes sobre la superficie de las blancas nalgas de su amiga. Podía ver cómo el cuerpo de Susana se extremecía con cada golpe y su joven conejito vibraba de excitación. El Amo sabía bien cómo tratar a una esclava desobediente.Susana, por su parte estaba viviendo una agonía. Su culo ardía horrores y no veía el final de aquel castigo. Llevaba tiempo llorando y las lágrimas le empapaban la media que cubría su boca. Además, para acabar de empeorar las cosas el sabor a coño era cada vez más intenso en su boca.Por fin Ruth se detuvo. Las nalgas de su amiga habían adquirido un intenso color rojo sobre el que destacaban las letras negras que componían la palabra "CERDA"Lo has hecho muy bien, Zorra –dijo Darkshadow.Gracias, Amo.Es hora de que arregles el coño de Cerda para mi.Sí, Amo.Me lo van a afeitar de todas formas, pensó Susana sumida aún en el dolor, me habría ahorrado esta paliza si lo hubiese aceptado desde el primer momento. Sintió el ruido de una tijera, y después agua tibia sobre su pubis, y espuma, y la hoja de una cuchilla. Se quedó muy quieta. No quería ...
... que le cortasen nada. Unos minutos después sintió la mano de su amiga acariciando su raja. Era obvio que ya no quedaba ningún pelo.Amo, está totalmente rasurada –dijo Ruth- como a usted le gusta.Y a ti también, ¿verdad Zorra?Sí, Amo.Demuestrame cuánto te gusta.Sí, Amo.No había otra cosa que Ruth desease más en ese momento. Se arrodilló detrás de su amiga y comenzó a comerse el coño de Susana con deleite. Ésta no ganaba para sorpresas. Su compañera le estaba chupando el chocho. ¿Acaso era lesbiana?. Jamás se lo había parecido, aunque ahora que lo pensaba nunca la había visto con un chico. Pero hablaba de ellos. Y le gustaban.Mmmmmmm –gimió.Carlos no se lo hacía tan bien. Se dio cuenta de que le estaba gustando. Ruth le lamía la raja, los labios vaginales, las ingles, le daba mordisquitos y le succionaba la vulva. Pero ni siquiera le rozaba el clítoris. Al principio no le importó. Es más, su mente se rebelaba frente al hecho de que una mujer le hiciese lo que le estaba haciendo su amiga. Pero poco a poco, su cuerpo se fue inflamando ante tan exquisitas atenciones a su sexo y el deseo de sentir los labios o la lengua o los dientes de Ruth en su clítoris se le hizo insoportable. Movía las caderas intentando buscar su boca, pero era inútil, su amiga se movía con una destreza insospechada y evitaba su botoncito. A cambio regalaba deliciosas atenciones al resto de su anatomía vaginal, que le estaban volviendo loca de deseo. Quería correrse. Habría dado lo que fuese por hacerlo. Pero ...