1. Una obra muy bien hecha


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Sexo Duro Autor: shadowvelvet197, Fuente: xHamster

    Veamos que os parece mi primer relato...Era un día bastante caluroso a finales de Junio. Ella estaba colgando la ropa en la terraza de su casa, una casa bastante grande y perdida en un terreno montañoso...De repente se sintió observada y recordó que estaban construyendo otra casa al lado, pretendían crear una urbanización en aquella zona antaño tan tranquila. Se giró y vio a los obreros almorzando mientras no le quitaban ojo...Eran 5, pero uno le llamó la atención. Era un hombre muy corpulento, de casi unos 2 metros, muy fuerte y peludo, pero con una gran panza que se marcaba bajo su camiseta de tirantes amarillenta por el sudor. El hombre sonrió mientras le guiñaba un ojo y se agarró el paquete con una mano. Ella se sonrojó y fue consciente de que estaba tendiendo solo con las braguitas y una camiseta de tirantes sin nada debajo (claro, no estaba acostumbrada a que hubiese nadie por aquellos parajes). Sintió como se ruborizaba y entró corriendo en su casa mientras escuchaba las risas de los obreros...Durante todo el día estuvo pensando en aquel suceso y por la noche, en la cama, mientras daba de mamar a su bebé, no podía quitarse de la cabeza aquel gigante rebosando bello por todas partes y el gran paquete que se intuía tras su mano...No podía entenderlo, ella nunca había tenido pensamientos así, pero quizás el que su marido ya llevase fuera dos meses por razones de trabajo y el sentirse tan sola y abandonada tuvieran algo que ver...Notó como se humedecía por dentro y ...
    ... utilizó dos dedos para calmar aquel fuego que la quemaba por dentro...Dos días después se decidió a volver a salir a colgar la ropa y aquellos degenerados volvían a estar allí, ella los ignoró, pero esta vez comenzaron a silbarla e incluso a hacerle comentarios realmente desagradables del tipo: ¡Mamacita, con ese culazo, yo te invito a cagar en mi casa!, Viendo esas tetazas, dame una sola razón para no violarte, Yo no quiero tu oro, Yo no quiero tu plata...sólo quiero el tesoro que tienes entre las patas. Morocha, ¡No tengo pelos en la lengua porque vos no quieres!...Y así siguieron un rato, estaban totalmente fuera de sí, mientras reían y se tocaban. Ella se notaba toda húmeda y con los pezones a punto de estallar a través de su camiseta. Finalmente volvió a entrar corriendo en la casa...Media hora después sonó el timbre y al abrir la puerta se encontró cara a cara con aquel obrero peludo y gigante. «Perdone señora, ¿podría darme un vaso de leche fría? Hace mucho calor y necesito refrescarme el gaznate». Ella se quedó muy sorprendida, consciente de que sólo llevaba encima las braguitas y la camiseta de tirantes que apenas ocultaban las curvas de su cuerpo. Para acabarlo de arreglar, sintió como sus pezones volvían a ponerse duros como piedras, intentando escapar de aquel pedazo de tela que intentaba retenerlos...Balbuciendo ella le dijo...»Mmm, claro, eee—espere un momento aquí, enseguida se lo traigo». Él puso una manaza sobre la puerta y le dijo: «Gracias guapa, pero casi que ...
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