Micromanía
Fecha: 28/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... superficie. Comenzó a recorrerlo extasiada, a reconocerlo, a admirarlo, notaba su calentura en la presión que hacia con sus manos. Me envolvía y lo soltaba. Miré alrededor, no podía creer que nadie estuviera viéndonos, y la dejé hacer. Soltó mi cinturón, bajó mi boxer, se inclinó y empezó a lamerme con la pasión que decía terminada. Empujé su cabeza con las manos para entrar más en ella, como pude, le quité un pañuelo de seda que llevaba al cuello. Mi misión parecía limitarse a controlar al resto de los viajeros. Verificar que nadie viera la monumental "mamada" que estaba recibiendo. Pero no me quedé quieto, la incorporé y le desprendí la blusa del uniforme reglamentario, saqué sus tetas hacia arriba del corpiño y me dediqué a chuparlas con insolente seguridad. Tenía los pezones más duros que nunca, seguía como en trance, con los ojos cerrados y repetía: ¡No puedo creer lo que siento, como podés ponerme así. Más, más, no parés necesito sentirte encima mío! Estaba luchando entre mi desesperación por tenerla y el miedo a que nos vieran y termináramos varados en la autopista, pero el olor de ella me saca de control, levantábamos alternativamente la vista para confirmar el sueño de nuestros compañeros de viaje y seguíamos. Metí la mano en su entrepierna y la apreté. La conozco bien, entre su ropa interior surge el calor pero no me necesita ahí. Ella prefiere sentirme en su pecho. Le gusta que le apriete las tetas, mientras las chupo con fuerza, que despacio le muerda un pezón y ...
... que con los dedos ensalivados le toque el otro. Todo a la vez, todo mientras sostengo la presión sobre sus pechos sensibles. Estaba al borde de su orgasmo, cuando cierra los ojos y se deja hacer, su cuerpo primero llega a un punto quieto, como un pre final, para después estallar en un inconfundible espasmo que la recorre entera como una ola. Y tiene el poder de trasmitirlo, quizás por telepatía, pero me lo pasa claramente, su electricidad me recorre también. Nuestro asiento resiste, afortunadamente, la presión de los cuerpos, seguimos atentos espiando a los pasajeros cercanos, mientras la pasión continúa arrastrándonos más lejos. Siempre fue así, nunca entendimos esta sintonía tan profunda entre nosotros, y hemos tratado de ignorarla, de evitarla, de eliminarla. Hicimos muchos intentos por separarnos. No pudimos, o no supimos, pero a veces creo que no quisimos, que nos complementamos tan bien que sin ella me sobra un pedazo, (bastante grande), y sin mí ella tiene un hueco muy difícil de llenar. Está por acabar, lo presiento, un poco más de presión en mis manos, más firme la mordida sensual en sus pezones y ya se entrega. No puede gritar y lo sabe, ni siquiera un gemido, el cuerpo se le contrae en un goce mudo y muy profundo. Se viene quieta sobre mí, aparece su sonrisa satisfecha y cómplice. No tenés derecho a hacerme sentir así. Sí que lo tengo. Su mano se vuelve firme sobre mi pedazo. Es mi turno y ella lo sabe, sabe que es mi hembra y asume su responsabilidad. Sabe que mi ...