1. «A LOS CATORCE» PT.2 (LA DESPEDIDA)


    Fecha: 01/04/2019, Categorías: Gays Autor: HornyBoy95, Fuente: SexoSinTabues

    ... puse mis bóxers, fui a mi escritorio y tomé mi celular para ver la hora, Gonzalo abrió la puerta del baño y salió solamente con los bóxers puestos. — ¿Qué hora es?—preguntó mientras me abrazaba por la espalda y ponía su bulto en mi trasero. — Seis con quin…— un no terminaba de decirle la hora y Gonzalo me hizo callar con un beso muy apasionado. Nos besamos por un par de minutos, me envolvió con sus brazos y lentamente me llevo, de nuevo, hasta la cama. Me recostó con delicadeza sin dejar de besarme y comenzó a sobar su bulto sobre el mío, yo tenía mis manos en su nuca y las bajaba hasta llegar a su culo. — Quiero llevarme un poco más de ti— susurré a su oído. Gonzalo entendió rápidamente y se recostó en la cama, baje besando lentamente desde su boca hasta su bulto, saqué su pene (aun flácido se veía muy grande) y comencé a masturbarlo hasta que estuvo totalmente erecto, lo metía casi por completo en mi boca, podía sentir su vello púbico rosar ligeramente mis labios y nariz, lo hice por unos veinte minutos hasta que eyaculó, no desperdicié ni una gota de aquel tibio y espeso líquido color blanco que brotó de su verga, lamí su glande hasta que el ultimo resto de semen estuvo en mi boca, podía oír claramente los gemidos de placer que emitía Gonzalo cada vez que rosaba mi lengua sobre la cabeza de su verga. Su esperma tenía un ligero sabor dulce, lo cual hizo que fuera aún más fácil de tragar. Cuando terminé mi felación me dirigí lentamente hasta su boca y lo besé de la misma ...
    ... forma en que él lo hacía, mordía ligeramente su labio inferior y metía mi lengua casi hasta su garganta. — Te amo— dijo Gonzalo en voz baja, casi susurrándolo. Nos fuimos juntos a la regadera y comenzamos a ducharnos mientras explorábamos nuestros cuerpos mutuamente, los besos no cesaban entre nosotros, parecía que no habíamos tenido suficiente con la noche que habíamos pasado juntos. Después de casi veinte minutos salimos de la regadera, nos secamos el cabello y el cuerpo, Gonzalo comenzó a ponerse la ropa, primero sus bóxers, después el pantalón y por últimos su camisa blanca, yo me dispuse a hacer lo mismo, una gran tristeza se apoderó de mí, aunque me negaba a aceptarlo, en lo más profundo de mi ser sabía que era el final. Bajamos las escaleras lentamente y, a menos de un metro de llegar a la puerta, Gonzalo de detuvo; se volteó lentamente hacia mí. Sin poder evitarlo me lancé hacia él, me abrazó fuertemente y un par de lágrimas rodaron por mi mejilla. — Sé que es muy tarde para pedírtelo, pero por favor, quédate— dijo con voz temblorosa mientras seguía abrazándome, me besó nuevamente. No respondí nada, salió de mi casa y cerré la puerta tras de él. Subí a mi habitación y arreglé todo el desastre, mi madre llegó a casa alrededor del mediodía, con los camiones de la mudanza, cuando mi madre entró a la casa bajé rápidamente a verla. — ¿Qué tal pasaste tu primera, y última, noche solo en esta casa? — Podría decirse que, bien— dije, vi una pequeña caja que mi madre traía entre ...
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