De cómo entregué mi virginidad anal (Parte I)
Fecha: 03/04/2019,
Categorías:
Gays
Confesiones
Autor: AndresM, Fuente: CuentoRelatos
Soy un hombre ya mayor, que felizmente ha tenido una vida cargada de experiencias de todo tipo, en diferentes países y ambientes. Sexualmente, me han gustado siempre las mujeres, de hecho estoy casado por segunda vez, y he disfrutado siempre del sexo con ellas. Reconozco que el sildenafil (viagra), ayuda bastante para mantener una vida sexual muy reconfortante. Pero mantengo en secreto, en el fondo de mi intimidad, el gusto irrenunciable por el sexo anal. Mi pene es para las mujeres, pero mi culo ha sido y espero que siga siendo, de aquellos hombres que sepan hacerme gozar como lo he hecho desde mi juventud. Ahora, he decidido compartir algunas de mis mejores experiencias reales, empezando lógicamente por la vez en que le entregué mi virginidad al único con el que quería hacerlo en esos tiempos. Había ingresado en la Universidad, y eso cambió notablemente toda mi vida. Era un nuevo ambiente, otras inquietudes, otras personas, otros intereses, y una nueva vida social. Había dejado de ser un adolescente de colegio, y me preparaba para ser un nuevo profesional. Pero aún estaba con mis hormonas en plena efervescencia, vulnerable a todo tipo de exploraciones sexuales. Entre todas las interesantes personal que conocí, se encontraba un tipo un poco mayor que yo, estudiante de historia, con quien hice muy buenas migas, pues tenía siempre temas muy interesantes sobre las cuales conversar y debatir. Entre estos, apareció el fenómeno de la homosexualidad en las diferentes culturas a ...
... través de la historia, y como las diferentes sociedades abordaban este asunto. No sé cómo, pero el tema fue dominando nuestras conversaciones y me iba poniendo cada vez más curioso y excitado. Él tuvo la delicadez de irme llevando cada vez más en profundidad a este tópico, y una tarde, estando en su habitación en su casa, me confesó que yo le atraía mucho, y me pidió permiso para hacerme una caricia. No pude negarme, y acarició mi rostro suavemente mientras me miraba lascivamente a los ojos. Al poco rato levantó mi mentón y me dio un beso delicado. Yo estaba confundido y un poco mareado, pero no opuse ninguna resistencia. La próxima vez, también en su habitación, después de un rato de conversar y reírnos, me abrazó acarició mi cabello y me estampó un beso apasionado como nunca había experimentado antes. Su lengua se abrió paso entre mis labios y jugueteó con la mía, lo que reconozco me hizo sentir aún más confundido, pero me excitó muchísimo. Así seguimos, él aumentando sus caricias, bajando hasta mis nalgas y explorando mi raja encima del pantalón. Sentí su pene duro contra el mío, también duro, pero me dijo que debíamos parar ahí, porque estábamos en su casa y alguien podría aparecer. Durante la semana nos encontramos algunas veces en el casino de la Universidad, cruzando miradas y sonrisas de complicidad. El viernes en la tarde, me invitó para que fuéramos al día siguiente visitar a un amigo, para tocar guitarra, cantar y escuchar música, lo que era bastante normal en esa ...