1. 85 en virgo


    Fecha: 06/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... inútiles. Se sabe cuándo los hombres giramos por solamente ver pasar una mujer. Un beso de saludo, extrañamente pegado a la comisura de mis labios. Caminamos juntos hacia un Bar y nos contamos los 5 años en 2 horas. Ni que decir de mi excitación. A mi incredulidad inicial ahora se agregaba una molesta conciencia de que esta mujer pertenecía al grupo de las que nunca te dan bola. Esas que podrían ser modelos cotizadas en países muy caros, pero prefieren un buen matrimonio con un tipo de mucha plata. Ninguna cualidad tenía yo cercana a esas realidades. Salvo que ella recordara el comentario burlón sobre las proporciones directas entre mi nariz y mi miembro, no encontraba un solo motivo para su llamada. Por eso no pensé en seducirla. La conversación derivó a la supuesta seriedad de aquel novio, (amigo en común), que no se animó a desvirgarla. Eso fue hace mucho tiempo. Pero fue así, tu amigo era un pelotudo. Lo tomé como una declaración de principios y desde ahí cambió todo. A partir de esa frase no dejé sin usar ningún recurso posible, imposible, propio, prestado, robado, conocido o sospechado, o incluso nunca visto, solo para que culeara conmigo. No recuerdo por que razón me acompañó al departamento, si sé que aproveché el ascensor para acercarme a su boca, y no me rechazó. Apreté su cuerpo contra la pared y le abrí la camisa, repasé a conciencia las estupendas tetas, pero siempre como controlándola. Como que si yo quiero se hace, pero si ella quiere lo tengo que pensar. Besé ...
    ... infinitas veces sus pezones, recorrí con mis manos todo su cuerpo, me arrodillé y con la lengua entre sus piernas la obligué a abrirse para chuparla bien. Solo se la oía gemir hasta que explotó. Sus jugos se hicieron caudalosos y aproveché para erguirme y mirarla. La subida de 5 pisos tardó 25 minutos, llegamos todavía excitados y ella dispuesta a seguir. Con total indiferencia retiré lo que fuimos a buscar y en 10 minutos estábamos en un taxi, rumbo a su casa. Su mano en mi pierna transpiraba. ¿Por qué me tratás así?. ¿No te gustó lo que hicimos? Le indiqué al chofer que buscara un Hotel. El más cercano. Desde que salimos de mi departamento hasta que entramos a la habitación yo sólo había soltado monosílabos. Pero la tomé muy dulcemente, (estaba empezando a enamorarme), y la desvestí. Se recostó en la cama y yo seguía sin poder creerlo. Ni en la más puñetera de mis fantasías había tenido una mujer así. Tan solo la penetré. Introduje la mitad de mi pija y se soltó. ¡Yo sabía que era así! ¡Sabía que una de tu tamaño iba a llenarme de verdad! Solamente tuve que empujarme bien dentro de ella para que explotara de nuevo en un tremendo orgasmo y pidiera más. Me obsesioné en aguantar más que nunca, si bien mis 21 cm siempre tardaron más de 30 minutos en soltar la leche, hoy quería quebrar mi propio récord. Recité en mi mente, de memoria, la formación del Racing Club Campeón del Mundo, un par de poesías pornográficas de adolescencia, recordé el cumpleaños de Andrés, (que nunca más ...