Dra Jekyll y la Sra hyde - Relatos Eróticos

Dra Jekyll y la Sra hyde

... que expelía por la nariz estaba saturado de feromonas que me hacían evitar despegarme de su boca, una nueva patología se instalaba en mi, P-filia. Nunca antes sentí un aroma natural como aquel. Supe ahí mismo que ella me tenía a su voluntad, y lo peor es que aun no probaba sus vírgenes habilidades con una mujer, sino que por su solo ser, por ese aroma enloquededor. Juro que la envidié, sanamente por supuesto, pero insanamente odié a aquel que la puede tener para si cuando quiera. Sin despegar sus labios de los mios, gracias a dios!, con sus manos me alzó del suelo y me puso de pie, donde estaba de rodillas, casi rogando porque esa consulta siguiera por siempre. Me giró sobre mi propio eje sagital quedando yo de espaldas a ella, despejó mi cuello del pelo que lo cubría y besó mi hombro derecho, luego el cuello y después la oreja, exquisitos calofrios me recorrieron. Ambas manos masajeaban mis senos, nada le costo liberarlos de su claustro y aprovechó de sentir la suavidad de mi piel. Con el pulgar y el índice pellizco mis pezones, con eso me estremecí y ella sonrio. Giré mi cabeza anhelando sus besos otra vez y ella entendió perfecto mi deseo y me premió con su boca, enredamos nuestras lenguas, y nuestra saliva se mezcló, de forma que era imposible distinguir cual era de quien. Su mano bajó a mi entrepierna, cuatro al menos eran los puntos de contacto con los que me estimulaba, a saber: su mano izquierda en mi pecho izquierdo, su mano derecha sobando por encima del pantalón ...

... mi amada vulva, su boca en la mía, y sus senos presionando mi espalda. Desabotono mi pantalón y lo bajó hasta donde pudo, quitó definitivamente mi blanca bata signo altanero de mi profesión, siguió la blusa que vestía, mi sostén, yo misma terminé de bajar mi pantalón con hábiles movimientos de piernas. Me miró desnuda, y me dijo_Eres preciosa niñaSe que tengo lo mio, recibo piropos, invitaciones, vacaciones, viajes de ambos sexos. Por suerte mi situación económica permite solventar mis caprichos, así que no debo hipotecar mi gusto por estar con alguien por algún tipo de regalo._Gracias, tu también y....Me calló con un beso salivosamente delicioso mientras me dirigía hasta la camilla, me recostó en ella, tomó mis piernas y con delicadeza las puso sobre los brazos del camastro. Acaricio mis labios con sus dedos derechos, mientras su mano izquierda jugaba con mis dos montes, alternando masajes, apretones y pellizcos a mis pezones, yo estaba en cielo o el infierno, en cual se gozará más? quitó sus manos y las reunió en mi entrepierna para abrir y lamer con facilidad. En el momento que esperaba su boca en mi vulva me sorprendió poniendo su lengua en mi ano, sí justo ahí, mi ano complacido respondió con una contracción involuntaria, ella acusó recibo con un gustoso “hummm” y siguió girando su lengua en el pequeño orificio, yo sentía un riquisimo ardor, y no podía evitar gemir, mis manos se asían firmemente a la camilla del gusto que P me daba, ella notó esto y me dijo_Linda, ayudate ...