Ricas, ricas vacaciones
Fecha: 15/04/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... los roces, aparentemente casuales, entre nosotros. Julia parecía especialmente dispuesta a restregar las tetas y el culo, tanto conmigo como con Carlos, y en ocasiones también con Fernando. Lorena fue más discreta, pero eso no impidió que en un par de ocasiones me sorprendiese con el inequívoco tacto de sus pezones contra mi espalda. Tras el baño, Sonia y Fernando se retiraron unas decenas de metros para besarse y meterse mano a base de bien. Carlos se fue a correr un rato por la playa, así que nos quedamos Julia y Lorena, tumbadas sobre las toallas tomando el sol, y yo leyendo el periódico bajo la sombrilla. Mientras yo leía, Lorena y Julia se fueron a sentar a la orilla, donde mantuvieron una animada charla, no exenta de cuchicheos, risitas y miradas pícaras cada vez que Carlos pasaba corriendo ante ellas. Era obvio que lo que pretendían era poner le nervioso, y conociendo a Carlos, seguro que lo estaban logrando. Cuando el sol comenzó a caer a nuestra espalda, recogimos los bártulos y nos retiramos a casa. Todos estábamos cansados del viaje, así que tras una cena ligera, jugamos una partida de Trivial y nos retiramos a dormir. Mañana sería otro día. El sábado amaneció radiante, así que sin demorarnos demasiado, desayunamos y nos fuimos a la playa. El camisón de Lorena había sido el acaparador principal de miradas durante el desayuno, ya que permitía apreciar sin mucho esfuerzo toda su esbelta desnudez. Tan descarados fuimos, que la pobre apuró el desayuno en tres bocados ...
... y se fue a cambiar. El fin de semana había atraído muchos turistas, así que la playa estaba casi a rebosar de gente. Localizamos un buen sitio y allí plantamos nuestro chiringuito. Cerca nuestro se encontraba un grupito de cuatro mocitas con pinta de universitarias que no tardaron en despojarse de los tops de sus bikinis, ofreciendo un magnífico espectáculo de carne joven y fresca. Dos de ellas no valían mucho físicamente, pero otra estaba bastante buena, y la cuarta era sencillamente deslumbrante, muy parecida a Julia, pero más alta y con el rostro más aniñado. No tardó mucho Lorena en atacarnos por el festín visual que nos estábamos pegando: "Joder con los nenes, es que no os valen las mujeres que tenéis aquí para tener que quedaros tontitos con estas niñatas". "Es que nuestras mujeres no nos hacen mucho caso, la verdad". Lo cierto es que Sonia sí que se había quedado en top-less, pero no era cuestión de quedarnos mirando las peras de la novia de nuestro amigo, aunque a decir verdad, presentaba una de las mejores figuras de la playa. Sonia siempre me había resultado de lo más apetecible, pero jamás se había presentado la oportunidad de atacarla. Había soñado muchas veces con su pequeño cuerpo botando sobre mí, mientras su exuberantes tetas se meneaban arriba y abajo al son de mis empujones. Pero no dejaba de ser un dulce sueño que nunca se había hecho realidad. "¿Nunca hacéis top-less?", le pregunté a Lorena. Fue Julia la que respondió: "Yo sí que suelo hacerlo, y Lorena ...