Encuentro grupal con escenario natural
Fecha: 19/04/2019,
Categorías:
Intercambios
Sexo en Grupo
Autor: Sirena y Triton, Fuente: CuentoRelatos
... a medias, se quedaron dormidos. Eliana abrazada a Arturo, y Carolina después de unos pequeños chistes con Letis, compartió el pecho de su esposo con su amiga de toda la vida. El sueño fue profundo, pero no habían pasado tres horas cuando Roberto se dio cuenta que Letis ya estaba despierta e intentaba bajarle sus pantalones. Este, sin mucha preocupación dejo que se los quitara y que comenzara a chuparle. Carolina con el movimiento se despertó, se sonrió y dijo: “yo sabía que esto no había terminado todavía”. Acompañó a Letis en la maniobra, y después de pocas succiones y lenguazos, ya Roberto estaba listo para la nueva sesión. Letis le dijo a Carolina: “Anoche estuvo espectacular, pero necesito todavía algo duro adentro”. Ambas se rieron. Mientras Arturo y Eliana despertaban se dieron cuenta que Manuel ya había abierto la puerta de la carpa y con un chiste muy poco creativo entró a la carpa. Había bajado totalmente el sobre – techo de otra de las carpas y lo había colocado de tal manera que parecía que la tienda de campaña tenía un anexo. Esto dejo más espacio, pues se podía dejar la puerta abierta. Esto permitió una nueva sesión con bastante acción. Carolina se acostó de lado y bajándose los pantalones, dobló un poco sus rodillas y dejó su culo totalmente expuesto. Manuel, después de bajarse los pantalones casi de un salto, se colocó un preservativo y la penetró desde atrás. Le introducía el pene con un buen ritmo mientras le metía las manos debajo del suéter para ...
... acariciarle las tetas. Carolina gemía y con voz seductora y firme decía: “Para esta noche, sólo me faltaba un caballote de buena raza”. Eso hizo que Manuel tomara más confianza y siguiera bombeando con más fuerza. Letis se colocó en perrito y Roberto le penetraba la vagina. Ella gemía y decía algunas cosas sexuales: “Necesitaba huevo”, “me hacía falta algo duro”, “como me gusta la cogedera”. Él le agarraba las caderas y con un ritmo constante le sacaba y le metía el pene. Sólo le soltaba las caderas para agarrarle las tetas por unos segundos. De cuando en cuando, era ella quien movía la cintura a su propio ritmo, con intenciones de acelerar el orgasmo. Pero de pronto paró y se dio vuelta, esperando que Roberto la penetrara en la posición del misionero, pero él le levantó las piernas se las coloco en el pecho, lo que permitió que la penetración fuera más profunda. A ratos le soltaba las piernas para poder besarla y lamerle las tetas. Eliana cabalgaba a Arturo y se sobaba las tetas mientras se movía como poseída encima de su novio. Cerraba sus ojos y decía: “Que rico… esto está rico”. Su cintura delgada hacía movimientos como de serpiente cuando se metía y sacaba el pene de Arturo. Sus pequeñas nalgas hacían una curvatura muy excitante a la vista. Paraba un poco, se sentaba en el abdomen de él y con un cuarto de giro hacia atrás, le masturbaba el pene aprovechando que lo tenía totalmente lubricado. Cuando sentía que estaba a punto de eyacular, lo soltaba y se reía de manera pícara. ...