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Tengo una historia que contarte
Fecha: 20/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Infidelidad Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos
... permite acompañarla durante un buen rato. -dijo no sin malicia. Durante unos buenos minutos estuvimos hablando de cosas banales, divertidas, desenfadadas. No perdían oportunidad en alagar mi presencia, al tiempo que se recreaban observándome. El clima entre los tres se fue desinhibiendo y calentando. Conversaciones picantes, risas y más bebidas. En pocos minutos estábamos hablando como amigos. Pero ellos no paraban de mirar mis muslos, mis tetas. Intentaban recomponer el interior de sus bañadores cada vez con mayor frecuencia. Tenían una gran erección. Era divertido ver sus meneos intentando ser lo más delicados posible. Llegó el momento. La atracción entre los tres era evidente. Lo sabían. Lo sabía. Germán comentó que le apetecía una sauna y me invitó a acompañarlos. No me negué. Después de todo estábamos los tres muy calientes y yo llevaba casi dos semanas sin sexo. Junto a mí tenía un buen par de hombres. Realmente pensé que era la oportunidad de satisfacer una de mis fantasías. Otra aventura que contar a mi marido. Fui la primera en dirigirme hacia los vestuarios. Me desnudé totalmente y busqué una toalla con la que envolverme. La verdad es que había de todos los tamaños pero escogí una de talla media. Para poder ocultar mi entrepierna tenía que ajustarla tanto que el inicio de mis aureolas sobresalía ligeramente. Era más que evidente que en cuanto me sentará la dificultad en cubrirme sería total. Entré en la sauna. Estaba vacía. Me senté en los banquillos de madera. ...
... Seguro que ardían como siempre, pero no recuerdo haber reparado en ello. Mi cuerpo los superaba. Cruce mis piernas pudorosamente y ajuste tanto cuanto pude la toalla sobre mi cuerpo. No pasó mucho tiempo que la puerta se abrió. Entraron envueltos en una pequeña toalla ajustada a su cintura con el torso descubierto. Como era de esperar galantemente se sentaron a cada uno de mis lados. Nadia hablaba, tan solo el pesado ritmo de respirar en un lugar tan especial se apreciaba. Al poco, con cierta prudencia, Jaime apoyó una de sus manos sobre mi muslo. A mi izquierda Germán avanzaba con sus mimos hasta ajustar su mano, tanto como pudo, en mi culo. Me hice la remilgada tratando de sacármelas de encima apartando sus manos entre sonrisas. Una gran puesta en escena. Una diversión que era más caliente que la propia sauna. Jugamos un rato hasta que una de sus manos, por casualidad o con un acierto total, atropelló mi toalla. Quedé totalmente desnuda entre los dos al instante. .-Ven aquí, señorita Erika, te voy a dar lo que quieres! –dijo Jaime apoyando su mano sobre mi nuca. Tiro de ella y me fue acercando hacia a sus labios. Empezó con un beso muy suave y sensual, lento y juguetón. No tardaron nuestras lenguas se unirse. El beso se volvió rabioso. Nuestras lenguas pugnaban entre ellas. Mordisqueábamos nuestros labios. Era un desenfreno. Germán, seguía acariciando mis muslos ascendiendo cada vez más. Cuando ya le faltaba poco para acabar el recorrido apartó mis muslos con precipitación. ...