Estefanía pervierte a su tía
Fecha: 22/04/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: kiko, Fuente: CuentoRelatos
... es para tanto, no, es para más. Anímate, mujer. Matilda comenzó a ceder. -Me da un no sé qué, que se yo. -Cuando tengas las dos vergas dentro de ti ya no te lo dará. -¿Tienen las pollas grandes? -Grandes y gordas. -¿Quién sería la otra chica? -Rita. -¿Es de confianza? -Es como una tumba. -¿Y ellos? -Dos tumbas más. -Nunca engañé a tu tío, bueno, contigo, pero eso ya lo sabe. Volvió a sonar la bocina del auto de Rita. -¿Pasamos una noche loca o no? -Pasamos. Quince minutos más tarde, iba Rita conduciendo su Fiat 500 Barbie, y le dijo a Estefanía: -Estás muy guapa, con esa minifalda roja y esa camiseta blanca, pero cada día tardas más en arreglarte, chica. -Me vestí y maquillé en diez minutos. -¿Y cómo tardaste tanto? -Me pillaste haciendo una paja. Vino mi tía... -¡¿Te pilló tu tía masturbándote?! -Sí, y me ayudó a correrme. -¡¿Cómo?! -Cómo va a ser, como me haces tú, comiéndomela. -Tú y tú tía. ¡Qué fuerte! ¿Está buena? -Buenísima. Sólo la polla de mi tío entró en su coño. -¡Quién la pillara! -La pillarás está noche. -Me acabas de poner cachonda, pero cachonda cachonda. Hazme una paja, -La última vez casi nos matamos. Rita puso voz de niña mimada. -Anda, házmela, cuando me vaya a correr paro en un lado de la carretera. Estefanía le levantó la blusa blanca y le comió sus pequeñas tetas. Rita abrió las piernas. Su minifalda verde ya la tenía subida. Le metió la mano dentro de las bragas y comenzó a masturbarla con dos dedos. Rita, le dijo: -Bésame. Estefanía besó a Rita en el ...
... cuello y en los labios. Los coches que venían de frente y las veían besarse flipaban en colores. Un cuarto de hora más tarde. Rita ya no podía más. Paró el auto en el arcén, y le dijo: -Acaba. Estefanía, morreando a Rita, movió los dedos dentro de su coño y en un par de minutos hizo que se corriera como si fuese un río. Estaban besándose cuando un guardia civil de tráfico acompañado de una agente les tocó en la ventanilla. Después de que Rita les abriera la ventanilla, las saludó y les dijo: -Este no es sitio para besarse, señoritas, pueden causar un accidente. Estefanía, mostrándoles el jugo de la corrida de Rita que tenía en la palma de su mano, le respondió. -Ya acabó, señor agente. El guardia civil y la pareja, una joven morena, de veinte y pocos años, vieron como Estefanía lamía la palma de su mano y la multitud de hilillos de flujo que iban de dedo a dedo hasta dejarla limpia. Le preguntó ella: -¿Eso es lo que me imagino? -Es mujer, sabe que sí. ¿Hemos cometido alguna infracción? La agente, colorada, le respondió: -Nada que se pueda demostrar, circulen. A las doce y cuarto de la noche... Rita, que era morenita, alta, delgadita, de pequeñas tetas, largas piernas y muy hermosa, estaba en la cama besándose con Estefanía. Las dos estaban desnudas. Los amigos de Estefanía, Blas y Braulio, que también estaban en pelotas, eran como dos armarios empotrados. Con más músculos que el mismísimo Hércules. Llenos de tatuajes. De un metro ochenta y algo de estatura. Unos treinta años ...