De cuando me atreví con un trío (Capítulo IV)
Fecha: 23/04/2019,
Categorías:
Gays
Confesiones
Autor: AndresM, Fuente: CuentoRelatos
La empresa en que trabajo me volvió a cambiar de país, y al poco tiempo de instalarme, debí viajar con un pequeño grupo de profesionales a una hermosa ciudad al sur de ese país. Trabajamos toda la semana concentradamente, y al llegar el viernes, decidimos reunirnos a cenar todos juntos en el restaurante del hotel donde alojábamos, para celebrar el buen trabajo realizado. Luego de terminar la cena, con aperitivo, vino y bajativo, partió cada uno a su habitación a preparar el equipaje, para tomar el vuelo de retorno al día siguiente. Después de dejar todo preparado, me tendí en la cama, pero estaba inquieto, por lo que decidí bajar al bar a ver si encontraba alguien interesante. Felizmente, en el bar no estaba ninguno de mis colegas, y como buen viernes en la noche, había bastante gente, casi todos hombres. Pero por más que observaba, sentí que no pasaba nada. Sin proponérmelo, escuché la conversación de los dos tipos que estaban arrimados a la barra a mi lado. Uno le comentaba al otro, en un tono de escandalizado, que a un par de cuadras del hotel había un parque muy bonito, que en el día era el punto de encuentro de muchas familias, parejas, deportistas, etc., pero que las noches se convertía en un lupanar de homosexuales y travestis. ¡Cómo es posible que lo permitan! Por supuesto, me picó la curiosidad, y en cuanto terminé mi trago, me dirigí raudo al mencionado parque. Efectivamente, transitando por ahí, vi a varios travestis, parejas de gay y afeminados, unos caminando, ...
... otros sentados en los escaños. Me di una vuelta exploratoria, y a pesar que el ambiente me excitaba, tampoco encontraba a nadie que me atrajera. Entonces, decidí cruzar a una calle transversal que desembocaba frente al parque, escasamente iluminada, en la que esperaba tener mejor suerte. Caminaba sin prisa, observando hacia todos lados, cuando noté que a mis espaldas un auto viraba en la esquina y enfilaba por la calle lentamente. Me dije "este tipo está buscando algo, ojalá que se fije en mi", y bajé el ritmo de mis pasos, como dando a entender que también andaba a la búsqueda de algo. Expectante, vi que el auto se detenía un poco delante de mí y cuando llegué a la altura de la ventana, un tipo sentado en el puesto de acompañante se dirigió a mí. - Hola amigo, cómo estás. ¿En qué plan andas? - Nada en especial, no soy de aquí, me mencionaron este parque y salí a dar una vuelta. - Nosotros somos de acá, y conocemos bien esta zona, sabemos lo que se viene a buscar por estos lados. ¿Te interesaría ir con nosotros? Tenemos un apartamento de solteros cerca de aquí. El chofer insistió en la invitación. Me llamó la atención el abordaje directo. Observé a ambos tipos, que me sonreían maliciosamente, y que me trataban de convencer de buen tono. Tendrían unos 35 a 40 años, de buen aspecto, se veían bien cuidados, y hablaban correctamente. La vida nos trae sorpresas cuando menos lo esperas, y esta vez me sorprendí a mí mismo aceptando la invitación de estos dos hombres que me parecieron ...