1. Me comió la sangre


    Fecha: 28/04/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Todo en el sexo y con quien lo hagas, vale??? Exactamente lo que nos han enseñado es que el incesto es pecado y bla bla bla... Sin embargo, hay situaciones con la que no se pueden. Cual es el propósito, no sé. Sólo se que los seres humanos no nos cansamos de experimentar las sensaciones de nuestro cuerpo y nuestra mente. Bajé a casa de una amiga, quien me había invitado a tomarnos unos whiskys en conmemoración del cumpleaños de su esposo. Me gusta la música, la escribo y me gusta instrumentar a la guitarra, al cuatro (un instrumento de 4 cuerdas) y otros, en fin, pasé con ellos una velada muy divertida. Creo que me excedí de tragos y decidí subir a mi casa. Al llegar a casa me fui derechito a mi cuarto. En mi casa no estaba sola, tengo un hermano jovencito a quien mi madre me lo había encomendado para culminar estudios en la ciudad. Honestamente al llegar no vi que mi hermano estuviera por allí. Lo cierto fue que ya pasado algunos minutos dormida, comencé a sentir sensaciones en todo mi cuerpo. Unas manos delicadas tocaban mis senos e introducía sus dedos en mi coño. Aquella sensación tan irreal, debido al licor que había tomado, la definí súbitamente como un sueño, pensé que estaba soñando. Pero sentía el calor de aquellas manos tocar mis entrepiernas, jugando con mi coño, y entre el sueño que tenía y el licor que había tomado, aquello me parecía lo más excitante y divino. Momentáneamente sentí luego un peso montarse sobre de mí, a lo que desperté complemente y me asusté. ...
    ... Era querido hermano queriendo montarme. Aquello, me asustó muchísimo, (por lo de las enseñanzas que he recibido en el hogar), pero me parecía súper excitante que mi hermano al que yo había cuidado de bebé y al que le llevaba muchos años, quisiera montarme! Quedó así y mi hermano se retiró incluso apenado. Al otro día solo cruzamos miradas y pasaron los días, hasta que en una noche, nuevamente me reuní con mis amigas, y al llegar a casa igualmente fui a mi cuarto. No pasaron muchos minutos cuando sentí los labios de mi hermano sobre los míos, dándome un beso tibio, divino, dulce y delicado, dejé continuara sin tratar de asustarlo. El, sentado en mi cama comenzó a tocarme los pezones, mis pezones se endurecieron y él me observaba, su respiración se hacía fuerte. Me besaba suavecito, acariciaba mi piel pasando sus dedos cuidadosamente en medio de mis piernas, mis orejas, mis cabellos, mis brazos. Obviamente, yo estaba despiertita disfrutando de aquella divina sensación que estaba envolviendo a mi cuerpo en una lujuria infernal y morbosa, era mi hermano menor por Dios! despertó en mí unas ganas inmensas de cometer el pecado que tanto me enseñaron no cometiera. Cuando mi hermano notó que no podía disimular mi estado de excitación, ya que mi cuerpo comenzó a solicitar y no podía aguantar en mi garganta el gemido de éxtasis que vivía y que estaba decidida a dejarme, me tomó de la mano y me llevó a su habitación. Al llegar allí noté que el desgraciado tenía todo preparado. Había bajado ...
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