1. Cómo me cogí a tu madre


    Fecha: 08/05/2019, Categorías: Primera Vez Confesiones Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... imaginarás. Pero ella se hacía la disimulada y eso me hizo tenerle confianza. Te juro que en aquellos días le empecé a tener un afecto de hermana, o por lo menos creía que así se sentiría si hubiese tenido una hermana mayor. Además, el tener en casa a una mujer tan hermosa y alegre lo cambiaba todo. A diferencia de mi madre, tu mami era siempre muy divertida, pocas veces la vi enojada. En comparación con tu abuela era todo un contraste. Sin embargo, ese cariño fraternal que le tuve no duró mucho, pues despertaba en mí deseos fervientemente carnales. Tal vez me juzgues como pervertido, pero teniendo una mujer así en casa yo no podría haber hecho algo distinto a lo que hice; te lo digo sinceramente. Ella iba al baño por las noches y yo, con las calenturas propias de la adolescencia, acudía a espiarla. Me asomaba por un huequito que tenía la puerta del baño, el cuál tapaba con pasta de jabón para que nadie se diera cuenta de tal orificio. Una vez le quitaba la tapa a dicho agujero, podía ver a tu mami sentada en la taza. Era la primera vez que yo veía a una mujer así, por lo que tú entenderás cómo me hacía sentir. Estando así, medio desnuda, me ponía cachondo cabrón; y más estando en esa posición. Yo fantaseaba con la idea de que así como esas nalgas se sentaban allí, en la boca de la taza, se me sentaran sobre las piernas, o mejor aún, sobre mi propio rostro. Te lo confieso, muchas noches fantaseé con aquel hermoso par de cachetes arriba de mi cara, amenazándome con caerme ...
    ... encima. Y casi podía sentirlos aplastándome el rostro, asfixiándome. De verdad se me antojaba que tu madre me ahogara con sus tremendas carnes. En aquel tiempo no sabía que aquello que tu madre tenía por asentaderas se le conocía popularmente como atrapa mocos. Probablemente así lo calificaban los tenderos y comerciantes del mercado cuando hacía el mandado, pues, según mi madre, mal miraban y piropeaban a tu progenitora. Pero eso es lo que tu mami ha tenido siempre como trasero, un verdadero atrapa mocos cuya forma bien lo define. Nomás verlo te dan ganas de... Pero bien, sentada en el inodoro, tu mami se pasaba el tiempo leyendo revistas mientras hacía sus necesidades. Sus pantaletas reposaban a la altura de sus pantorrillas; sus apretados muslos creaban un triangulo oscuro entre ellos; sus caderas se veían sumamente antojables, tan blancas y carnosas que me moría de ganas por tenerlas en mis manos y estrujarlas. Tu madre sí que era muy deseable, déjame te digo. Pudo tener a cualquier hombre, y eso es lo único que le reprocho; se casó con un imbécil, se casó con tu papá. Con nerviosismo, temiendo ser descubierto ya fuera por tu padre o tu abuela, pasaba minutos contemplándola mientras ella hacía su obligado depósito nocturno. Temía que mi madre o mi hermano salieran en ese instante y me vieran allí, así que, mientras echaba uno que otro vistazo a mis espaldas, mi corazón latía veloz e intenso. Inmerso en el silencio nocturno, mis latidos eran tan fuertes que yo mismo escuchaba ...
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