De nuevo con ese machazo vergudo que me saca lágrimas
Fecha: 09/05/2019,
Categorías:
Transexuales
Autor: Mara, Fuente: CuentoRelatos
... mi cabeza entre sus manos y acariciando mi pelo me empujaba suave pero insistentemente hacia él. Gemí de gusto por mamar tan rica verga. Me alcé el brasier para que viera mis tetas y me senté encima de él de frente ambos sobre la cama, me las mamó goloso. Se siente tan bien le dije… Sigue. Así encimada apunte su enorme verga a mi culo el cual estaba relleno de vaselina para que se pudiera deslizar en él ese vergón pulsante. Separé mis piernas lo más que pude y me senté en su miembro, poco a poco y con esfuerzo y paciencia me entró la cabezota, ahhh, un poco más y entró la mitad, un poco más y me metí tres cuartas partes, supe que no me entraría más, así que empecé a cabalgar encima de mi macho apretaba el culo para que el disfrutara más, sentía la enorme presión dentro de mí. Un rato después mientras yo me miraba en el espejo de la cabecera de la cama me pidió que me diera vuelta y quedara encima de él pero de espaldas, lo hice con el pito adentro, me giré y quedé enculada dándole mis nalgas encima de su panza. Comencé a moverme de nuevo, sentía por momentos que me cagaría pero ...
... sabía que no era posible porque estaba limpia, era el tremendo esfuerzo de culo por dilatarse y empujar hacia afuera ese pedazo de carne dura que tiraba de adentro hacia afuera y así de nuevo otra vez, mi culo ardía de calor, él me tomó de las caderas empujándome hacia arriba para ver cómo me entraba esa madrezota. Yo quedé bien ensartada, como nunca en mi vida ¡Lo tenía todo adentro! Lo cual se me hizo increíble pero delicioso. Él se incorporó un poco y se puso de rodillas con su verga dentro de mí, yo quedé empalada con mis piernas abrazando su cintura y nos venimos al mismo tiempo, chorreando semen mi culo pedía a gritos que ya se saliera de mi porque estaba a punto de dolerme. Pero aguante como toda mujer a su macho hasta que este quede satisfecho. ¡AHHHH! Gimió el cabrón y se vino por segunda vez. ¡Hijo de puta, que aguante tiene pensé! Luego se relajó y pude desenchufarme suavemente, él se asomó a mi culo bien abierto y metió dos dedos, mientras yo me masturbé con sus dedotes hurgando en mis entrañas. Nos fuimos a la calle y nos despedimos. Ahora tenía un hombre para mí.