PEQUEÑO NIALLER DIA 1 - Relatos Eróticos

PEQUEÑO NIALLER DIA 1

... extendió por todo su cuerpo. Sus brazos dejaron de dolerle en el momento que trabajaba blandiendo la paleta. Por un momento, se olvidó de que era su amado hermano al que flagelaba. Era un trasero, un hermoso trasero, cada vez más y más rojo, mientras comenzaban a formarse verdugones. Jadeando por el ritmo de mover la paleta, se acordó de preguntar, esperaba obtener una respuesta esta vez, que le diera alguna dirección. —Liam, ¿Estas bien?. —Sigue. —La dirección lo hizo sentirse seguro de continuar —pero él había estado esperando que dijera “Detente” Liam siempre decía que el tiempo se detenía en el calabozo y no había manera de saber, ya que no había reloj aquí. Pero debía de haberlo estado flagelando durante más de cinco minutos, mover la paleta era más fácil y logró aumentar el ritmo. Era físicamente más fácil entre más tiempo lo hacía, pero las emociones seguían siendo las mismas. Estaba flagelando a su propio hermano. Atento a cada movimiento, vio a Liam bajar la cabeza hasta que cayó entre sus brazos extendidos. Los hombros de Liam comenzaron a ceder ligeramente. «Di detente di detente». Quería que Liam lo detuviera. Para gran alivio de Niall, la palabra fue finalmente pronunciada en un prolongado suspiro. —Detente. Niall dejó caer la paleta y se hundió a cuatro patas, jadeando de alivio y agotamiento. De repente, recordó su deber, se puso de pie. —Ven y acuéstate, Liam, sobre tu vientre en la mesa. —Niall le tomó la mano, pero Liam no necesitaba ayuda. Se dirigió a la ...

... mesa de tortura forrada de cuero y se acostó sobre su abdomen. De los estantes de suministros, Niall tomó un frasco de crema de árnica. Con manos seguras, masajeó la crema en las nalgas rojas con verdugones del hombre que amaba y, cuando vio la cara de Liam vio una serena sonrisa tan perfecta que estaba confundido. — ¿Por qué, Liam? Nunca tuviste una erección a través de todo este asunto, así que sé que no te enciende como sucede conmigo. —Sólo estoy poniendo a prueba mi resistencia y la tuya, Niall. Lo has hecho bien. Con otro poco de crema en los dedos, Niall masajeó suavemente pero con firmeza las nalgas, disfrutando curar la carne que acababa de torturar. —Liam, fue horrible. Lo odié. Soy un sum. No quiero ser un Dom y no quiero flagelar a nadie —No, pero nos tienes que obedecer en absolutamente todo. —Liam se sentó y abrió las piernas a los lados de la mesa—. Dios, mi trasero duele. —Su expresión era entre una sonrisa y una mueca de dolor. Colocando ambas manos sobre las rodillas de su hermano, Niall lo vio. — ¿Cómo estuvo mi técnica? —Nada mal para ser la primera vez, pero tienes que empezar más despacio la próxima vez y mejorar el ritmo. Estabas jadeando después de los primeros golpes, pero a medida que pasaba el tiempo mejorabas. —No quiero volver a hacerlo. Tomando la cara de Niall con las dos manos, Liam lo miró a los ojos. —Es difícil estar presente cuando se está en dolor, sin gritar. —Si te encontraras en una situación en la que haya dolor, pero también peligro, ...