1. Mis sobrinos calientes


    Fecha: 31/10/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pies de la cama, mi sobrina estaba con la boca abierta, y los ojos parecían salírsele de las orbitas, a mi me causo gracia sus reacciones, pero por el momento evite sonreírme. Que están haciendo, pregunte, y mi sobrina contesto, apresuradamente, nada, nada tío, y mi sobrino se quebró, y empezó a gimotear, mi sobrina trataba de tapar su conchita con su camiseta, sin conseguirlo, a mi sobrino se le había bajado toda la verga, quizás por que ya había tenido el orgasmo, o por el susto, o por ambas cosas. Le dije a mi sobrino que se callara, y luego dirigiéndome a los dos les dije, que a mi no me gustaba que me mintieran, y que si prometían que no me mentirían, yo no le diría nada a nadie, y que seria un secreto entre los tres, ellos se miraron desconcertados, y luego les sonreí. Así sonriente, les pregunte, hace cuanto tiempo que vienen haciendo estas cosas, y ellos se miraron, es la primera vez, dijo mi sobrina, entonces me puse serio, y les dije que si iban a empezar mintiéndome, no habría secreto, entonces Arturito dijo, desde el año pasado tío, mi sobrina bajo la cabeza, entonces yo pregunte, Vanessa, desde cuando?, si tío, hace meses contesto, ¿les gusta ? pregunte, ambos se quedaron callados, entonces yo continué, diciéndoles que eso era muy normal a su edad, que se empezaban a sentir deseos sexuales, y que se buscaba como satisfacerlos, ellos escuchaban cabizbajos, y entonces yo les dije, que los entendía, por que yo también lo había hecho a su edad. Inmediatamente vi ...
    ... que ambos levantaron la cabeza, y mi sobrina pregunto ¿de verdad tío?, yo asentí, y les dije que si que era verdad, y que ya mas adelante les contaría, ellos se relajaron mas, comprendieron que no los delataría, entonces empezaron a buscar su ropa. Yo les seguí hablando, que podían confiar en mi por que yo los entendía, y sabia lo que sentían, y que si tenían preguntas sobre el sexo, que me preguntaran sin tener vergüenza ni temer nada, que yo podía explicarles todo lo que quisieran, pero que no debían mentirme, y que este seria un secreto entre los tres, ellos sonrieron y mi sobrina corrió a abrazarme y me dijo gracias, lo único que como mi erección no se había ido del todo al abrazarme, estoy seguro que sintió la presión de mi verga en su barriguita, por lo que me separe, y fui donde Arturito que estaba buscando sus calzoncillos que yo había visto debajo de una silla, así que los recogí, y mirándolo al entregárselos, le dije, que buena verga tienes sobrino, el se puso colorado y se sonrió, entre avergonzado y orgulloso, y me recibió sus calzoncillos para ponérselos. Entonces les pregunte si querían comer helados, y ambos dijeron que si, riéndome, les dije, terminen de vestirse, lávense las caras que huelen a concha y verga y bajen para ir a la heladería. Esa tarde pase algunas horas con mis sobrinos, conversando de sus cosas, y para que tuvieran confianza les conté algunas confidencias mías, les conté como cuando era niño había jugado con la vecina al doctor, y como le había ...
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