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Vigilando a mi vecina
Fecha: 13/05/2019, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Aquel sábado mis padres salieron a cenar con mis vecinos a un restaurante que está en las afueras. Solían hacerlo varias veces al año porque además de vecinos eran amigos desde la universidad. Yo no pensaba salir ya que tenía un examen el lunes siguiente y me veía algo agobiado así que casi agradecí que me dejaran solo. Lo que no sabía es que me tocaría "mudarme" al piso de enfrente para cuidar a Laura, la hija de mis vecinos, que estaba con algo de fiebre. Me lo rogaron tan insistentemente, diciéndome que estaba dormida y no me molestaría, que accedí. Ella estaba en la cama cuando se fueron, parecía que estaba bien por lo que me fui al salón a preparar mi examen de derecho. Me acomodé en el sofá y me dispuse a estudiar cuado oí un quejido en la habitación. Al acercarme de puntillas la vi incorporada en el colchón quitándose la parte de arriba de su pijama. Me escondí tras la puerta sin hacer ruido y contemplé aquella escena entre la sorpresa y la excitación. Laura tenía dieciocho años pero ya estaba desarrollada, tendría una 90 y un culo bastante apetitoso. Alguna vez al subir juntos en el ascensor me había sentido tentado por ella ya que vestía con minifaldas mínimas y con tops pegados siguiendo la moda UPA dance. Era rubia teñida, no muy mona de cara pero siempre sonriente lo que la hacía más atractiva. Seguramente no sabría que yo estaba en su casa o quizá sí pero seguro que no imaginaba que estaría detrás de la puerta fisgándola. Me sentí un voyeur porque me empalmé ...
... al verle las tetas. Supuse que tendría calor por la fiebre ya que acto seguido noté cómo seguía desnudándose por el movimiento de la manta. Yo estaba allí paralizado mirándola sin hacer ruido para no delatarme, gozando de aquella visión. Al fin se sacó la otra parte del pijama y la tiró al suelo junto a los calcetines y a la parte de arriba. Estaba desnuda, tal vez llevara braguitas pero nada más. Se volvió a tumbar y apagó la luz. Volví al salón aún caliente y encendí la tele a ver si me olvidaba de aquello para poder estudiar. Echaban un programa infumable que me sirvió de tranquilizante pero a la media hora más o menos oí otra vez algo desde la habitación. Me acerqué de nuevo en silencio pero esta vez la luz seguía apagada. Presté atención y la oí respirar más fuerte que antes, eran respiraciones más rápidas y profundas, casi jadeos. ¡No podía ser! ¿Se estaba masturbando? ¡Claro! ¡¡Oh dios mío, que suerte!! Se empezaba a mover más, las sábanas sonaban y sus jadeos eran ya evidentes. Yo para entonces me había soltado el pantalón y tenía mi polla en la mano. Mi vecinita menor de edad se estaba haciendo un dedo y yo me la cascaba sin piedad. El líquido preseminal empezó a mojarme la punta y al roce con mi mano debió hacer algún ruido porque de pronto ella dejó de moverse y encendió la lamparita de la mesilla. Se quedó quieta y yo congelado, si me pillara podría denunciarme por pervertido. Qué dirían sus padres... y los míos! Rezaba para que no se levantara a ver qué pasaba. ...