1. Guam conection


    Fecha: 13/05/2019, Categorías: Hetero Autor: Elegos, Fuente: CuentoRelatos

    ... su cuerpo era capaz de mantener mi erección al máximo. Se corrió con mi lengua dentro. Pareció encantarle. En cuanto recuperó algo el aliento se sentó sobre mi polla y empezó a cabalgarme. Le acariciaba todo el cuerpo. Si pellizcaba sus pezones aceleraba el ritmo como si fuesen interruptores de placer; en cambio, si le acariciaba el culo o incluso si le metía un dedo por ese estrecho agujerito las penetraciones se hacían más profundas. Yo estaba en el paraíso, tenía unas ganas terribles de abandonarme y llegar al orgasmo; pero le tenía una preparada. Por fin, tuvo un orgasmo largo, intenso, húmedo. La dejó sin respiración, extasiada, lo sé porque se le empezó a caer la baba. Se agachó para darme un beso. Aproveché la debilidad para darnos la vuelta. Nos quedamos en postura de misionero, solo que tenía cogidas sus muñecas por detrás de su cabeza. Yo estaba encima y la tenía dentro de ella. Estaba inmovilizada, y no le gustó nada. Intentó morderme. Me separé para evitarlo y empecé a penetrarla a placer. Ella gritaba y hasta llegó a escupirme, yo la miraba con una sonrisa de suficiencia. Me estaba insultando cuando de repente su rostro se congestionó y tuvo un orgasmo súbito intenso, seguido de otros dos menos intensos. Pobre fierecilla. Le provoqué 3 o 4 orgasmos más. Logré amansar a la bestia. Lo vi en sus ojos. Seguramente, por primera vez en su vida se dio cuenta de que aquel placer que sentía ...
    ... no era del todo suyo, una parte era de otra persona. Una persona que la estaba dominado para darle placer. Una persona que se estaba ocupando de su disfrute. Y al comprender que no era del todo suyo entendió que tenía que devolverlo en su justa medida. Empezó a mover las caderas favoreciendo la penetración. Contorneaba todo su cuerpo para excitarme. Me cogió la nuca y me acerco mi boca a la suya. Me besó con pasión, me mordisqueó el labio con suavidad. Me besaba el cuello y susurraba quedos gemido de placer en mi oreja. Estaba buscando mi placer y no tardó en encontrarlo. Mi orgasmo fue salvaje, perdí la noción del tiempo. No sé si chille o no. Apreté tanto los ojos al cerrarlos que todo se volvió azul. Su primer beso después de eso supo a esperanza. Me excitó sobremanera. Me confirmó que había tenido razón que había intentado huir hacia delante; pero que yo le había enseñado algo maravilloso. Yo le dije que teníamos seis meses para investigarlo y me contesto con un: — ¡Vale! Pero yo decido cuando empezamos a contar los seis meses y no va a ser hoy. Entendí entonces que ella había descubierto el placer de lo eterno. Ya que eterno no es lo que dura para siempre, sino lo que no sabes cuándo se acabará. Y mientras podíamos ir cumpliendo nuestros deseos y pasiones al ser sometidos por el otro. Después de todo en una cama hay que dar tanto como se recibe… Gracias por leerme. ¿Un cometario por favor? 
«123»