1. La fantasía y la realidad a veces se encuentran


    Fecha: 01/11/2017, Categorías: Gays Confesiones Autor: AndresM, Fuente: CuentoRelatos

    ... sin más. Quedé bastante frustrado, así que me levanté y me fui a meter en la ducha tibia para relajar. Y ahí estaba, acariciando la entrada de mi culito bajo el agua, cuando en la ducha de al lado vi un tipo que me miraba y me preguntó "¿cómo está la cosa por ahí adentro? El hombre tendría unos cincuenta años, bien conservado, por lo que pensé "parece que soy gusto de mayores". Empezamos a conversar bajo el ruido de las duchas, y por alguna razón, me dio confianza y le conté lo que recién me había pasado. Él se rio de buenas ganas, y me dijo "¿Me puedo pasar a tu ducha? Claro que sí le dije, con algo de nerviosismo. El vino, me abrazó, me miró a los ojos y me dijo "todo puede mejorar". Entonces, frotándonos nuestras vergas, besé sus labios, enredé mi lengua con la suya, y así estuvimos masajeándonos un rato, yo acariciando su espalda y el mis glúteos. Decidimos salirnos y secarnos un poco. Le tomé de la mano y lo llevé a la misma cabina donde había estado antes, decidido a no dejar que ese hombre se me escapara. Tenía que sacarme de encima la mala sensación que me había quedado antes. Una vez en la cabina, le pedí que se sentara, me arrodillé entre sus piernas, y empecé a darle una chupada lo más lujuriosa posible. Con ambas manos anidé tiernamente sus testículos, y con un dedo empecé a masajear su perineo, entre sus bolas y la entrada de su ano, haciéndole exclamar: "Uuuy qué rico lo que haces", mientras acariciaba mis cabellos, haciendo entrar su pene entero en mi boca, ...
    ... hasta tocar sus bellos púbicos. Después tomé otro condón de los que andaba trayendo, se lo puse cuidadosamente en su verga, la embadurné con un poco de lubricante y me puse otro poco en mi culito, que ya estaba hambriento. Luego le pedí que se tendiera sobre la colchoneta, y monté sobre él, llevando su verga hasta la entrada de mi ano. Empecé a penetrarme lentamente, temiendo que me doliera por efecto de la cogida anterior, pero para mi placer, esa verga entró poco a poco haciéndome gozar con cada centímetro que me clavaba, hasta quedar completamente sentado sobre él, disfrutando de ese momento glorioso con su rica verga enterrada hasta los huevos El pasó sus brazos fuertes bajo mis piernas y se irguió, mientras yo me colgaba con mis brazos de su cuello hasta que se puso de pié, y así, parado, me dio unas cuantas estocadas, como no me había dado nunca nadie antes. Después, con mucho cuidado, me tendió en la colchoneta sin sacar su verga de mi culito cada momento más caliente. Y así, con mis piernas dobladas a su costado, se inclinó besándome el cuello y diciéndome al oído: "¿cómo lo sientes esta vez? ¿Está cómo te gusta?" "Está maravilloso, macho, me haces gozar tal como lo necesitaba" "tienes una verga deliciosa, hecha a mi medida", le respondía yo. Entre una expresión erótica y otra, besos apasionados y gemidos de placer, continuamos hasta que en la sombra vi que su rostro se empezaba a contorsionar, cerró sus ojos, se irguió un poco y tras varias estocadas profundas, se ...