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Virgo bajo el cerezo
Fecha: 19/05/2019, Categorías: Primera Vez Hetero Autor: cuentistaparato, Fuente: CuentoRelatos
... le entró un temor a dejarse ver desnudo que la puso a reír mientras se quitaba el brasier dejando ver unos senos grandes y duros que ella agarró entre sus manos invitándolo a que los chupara. Fue la ocasión al verlo agacharse para dejarlo desnudo y acomodarse de una vez sobre algunas de sus prendas sobre la hierba bajo la sombra de un cerezo que empezaba a despuntar los primeros frutos en aquel recién iniciado enero. Lamió y tocó con la punta de su lengua sus pezones pequeños tal como ella le indicaba y sintió el olor de su cuerpo a yerbas silvestres y se siguió dejando llevar porque comprendió que era ella la que sabía conducirlo por aquel pequeño laberinto de tibieza y placer. Y esta mujer hermosa en todo el esplendor de sus veintiún años lo acababa de encontrar sin el más mínimo rastro de haber siquiera tocado a una mujer ni siquiera con el pensamiento y lo sentía completo dentro de ella con su ingenuidad y sus embates que la hacían estremecer por instantes de ganas con un poco de dolor pero que en realidad le encantaba sentir ese hombre encima arremetiendo una y otra vez hasta hacerla lanzar gritos reprimidos que se consumían entre los ...
... matorrales de la montaña. También lo escuchó a él lanzar unos leves bramidos cerca de su oído a la vez que sentía dentro de ella un leve chorro caliente que demoró varios segundo y luego el vaivén de sus movimientos empezaron a desacelerar su ritmo arrebatado hasta quedar quieto sobre su cuerpo, sudados y exhaustos en un abrazo que intentaba retener el momento que ya se empezaba a diluir para quedar solo un recuerdo intenso de un rato que se incrustó en la memoria del joven para siempre y que ya no se iba a repetir. El resto lo recordaba por lamparazos como pasó. Vestirse apresurados, bajar la montaña, acompañarla a tomar el bus en la orilla de la carretera y regresar a la casa con los pensamientos confusos. Se volvieron a ver un par de meses después en un encuentro casual y un poco frio con demasiada indiferencia de parte de ella, como si lo que había pasado aquella vez les hubiera puesto una larga distancia que nunca jamás los acercaría en el futuro. Meses después se enteró por un primo, buen amigo suyo que era inútil intentar una segunda vez. Ella se había inventado aquel paseo porque le gustaba hacerlo sólo cuando estaba segura, con muchachos vírgenes.