1. Jvr


    Fecha: 20/05/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... rápidamente. Seguí sus pasos y lo encontré recostado en uno de los sillones en la sala de descanso, estaba boca abajo, pero traía la toalla puesta. Yo me hice el que miraba por la ventana, no sin antes desnudarme completamente. Él me vio de reojo, lo vi. Luego yo me dirigí al jacuzzi, estaba semi erecto, qué mejor lugar para relajarme, además así lo tendría vigilado pues la pequeña piscina está estratégicamente céntrica. Sin quererlo, prácticamente me quedé dormido, el agua caliente hasta el cuello y los hidromasajes realmente surtieron efecto en mí, cuando desperté de ese pequeño sueño lo tenía frente a mí, sentado en una de las tantas sillas que hay, parecía no inmutarse con mi presencia, sin embargo la suya, si me perturbaba. Salí del jacuzzi, no me miró cuando lo hice, y me dirigí al lugar donde hay un bidón de agua mineral y me serví un vaso, mientras lo tomaba me iba viendo en el espejo, mis músculos se habían marcado por el calor. De pronto vi algo maravilloso, mi compañero de sauna se quitó la toalla y se apresuró a entrar al jacuzzi, hasta allí todo estaba normal, lo que no lo era, era la gran erección que él tenía a cuestas, y todo lo vi a través del reflejo del espejo, pues él no se dio cuenta que lo hacía. Por supuesto que al verlo mi libido estaba al máximo, pero a la vez mi pudor podía más que mis deseos, así que creyendo escapar del momento me asilé nuevamente en la cámara seca, pero allí no podía estar tranquilo pensando en aquel hermoso hombre erecto en el ...
    ... jacussi. Así que salí de mi refugio, me di un duchazo frío y me metí en el jacuzzi a sabiendas que él estaba erecto. Al hacerlo no le di cara, y él tampoco se inmutó mucho, realmente me ignoró, traté de provocarlo, haciéndome el dormido poco a poco acercaba mi pie a su pierna, la llegaba a sentir, pero también sentía que la retiraba, hasta que finalmente, me dio la espalda y salió de la piscina, qué bella imagen me regaló, y es que a pesar de que no tenía ni un solo vello en el pecho ni tampoco en el culo, sí los tenía en toda la raja. Ya la persecución se me hizo agotadora, sin embargo me gustaba, me fijé que se dirigió a la sala de descanso, ya era noche, ya todo estaba oscurecido, sólo iluminado por luces indirectas, cuando entré también al lugar lo encontré echado en una de los sillones, siempre cubierto por su toalla amarilla (cómo olvidarla) con los ojos cerrados, aparentemente dormido. Me situé exactamente a su lado, me eché también, lo miraba directamente a la cara. O hacía un movimiento preciso en ese momento o ya me olvidaba de todo por esa noche, pensé. Finalmente me senté en el filo del sillón y puse mi mano sobre su enorme pene erecto, que aún se notaba así a través de la toalla, él abrió los ojos y me miró como diciéndome: ¡¡¡al fin te animaste!!!, luego se puso de pie, me agarró los hombros, me dio un pequeño beso y me dirigió hacia el baño. Allí en el espacio justo para dar rienda suelta a nuestros impulsos, se sentó e hizo que me agachara hasta llegar a la ...