1. MI PRIMER OSO


    Fecha: 02/11/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... primera pasada, me preguntó mi nombre, agregó que le gustaba como me quedaba la sudadera y allí entablamos el diálogo. Una palabra llevó a la otra y en cierto momento le estuve dando mi número de teléfono. Al día siguiente me llamó, fue directo, me dijo que quería verme, que tenía un departamento en la zona céntrica y si quería ir a visitarlo a las 14 horas. Acepté sin mayores recaudos y a la hora pautada estaba en su puerta, me había puesto un jean blanco elastizado y una blusa corta, color turquesa, y por supuesto la bijou de ocasión. No bien pasé al interior, sin mayores preámbulos, me tomó la cara con sus manotas y me besó, aunque sorprendido por lo apresurado, lo dejé hacer y respondí a sus besos, su lengua comenzó a incursionar en mi boca, sus manos descendieron a mi cola y comenzaban a masajearla incesantemente. Prontamente estábamos en el dormitorio, él me había desprovisto de la blusa y succionaba mis pezones, desabroche su camisa y comencé a recorrer con mis labios todo su peludo torso, aflojé el cinturón, bajé la cremallera, tomé su pene y me lo introduje en la boca, terminé de sacarle el pantalón y regresé a su miembro, era de tamaño normal, pero sus testículos parecían dos pelotas de golf, repasé su escroto con mi lengua y me los metí en la boca, su pene a ese entonces ya estaba durísimo, me saqué el pantalón, él se incorporó me sacó la tanga, me hizo girar y comenzó a lamerme los glúteos, sentí que su lengua ingresaba a mi ano, cuando estaba a pleno ...
    ... climax, nos lubricamos y cuando quise acostarme nuevamente, me tomó de la cintura, me levantó en el aire y me llevó contra la pared, allí amurado me dijo que eso era lo primero que fantaseó cuando me vio por primera vez en el gimnasio, así aplastado contra el muro, con mis piernas suspendidas me penetró violentamente y comenzó a mecerse dentro de mí, sus besos en mi cuello y espalda, se convirtieron en chupones furiosos y pasaron a mordidas cada vez más fuertes y constantes. Sentí que me gustaba esa experiencia y me dedique a gozarlo, hasta que su semen caliente se derramó en mí interior. Volvimos al lecho, limpié con mi lengua los rastros de esperma de su pene y prontamente tuvo otra erección, cuando estuvo listo me acosté boca abajo, levanté la cola y le pedí que me montara, lo hizo suavemente, con movimientos lentos me penetraba y salía, llegué a mi orgasmo, luego él comenzó a gemir apuró sus empujes, sus gemidos pasaron a gritos y resoplidos, estaba acabando, sentí que su cuerpo se relajaba, su respiración era profunda y de golpe su masa corporal se desplomó sobre mí y quedé literalmente aplastado en la cama, quedó inerte varios minutos y yo tendido bajo él, experimenté una sensación agradable, que nunca había sentido con tanta intensidad, me sentía contenido. Cuando se recobró, giró su cuerpo hacia un costado y me rodeó con sus brazos, tomo mi oreja entre sus labios y comenzó a darle mordisquitos, luego mi cuello y por último me besó profundamente. Mi oso era un dulce. 
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