Nunca es tarde - Relatos Eróticos

Nunca es tarde

... mientras que el mostraba sus bíceps al arrancar la hierba y abría su camisa de franela alegando calor, al cabo de uno rato Helena tomó un trapo y lo humedeció en la fuente se levanto procurando que un poco de liquido escurriera en su pecho y se dirigió a su ayudante, apretó el trapo con su mano y lo colocó en el cuello de su presa, lo exprimió un poco y lo paso por delante, el se incorporó y ella mojo su pecho y parte de su abdomen, -Deja por un instante esto y ven a refrescarte. Dijo –No es necesario que te de una insolación. Caminaron hasta la fuente su se sentaron en ella, le paso su vaso con soda y hielos, miró con ojos de pasión a su vecino hasta que termino su soda, le quito el vaso y saco un hielo. –Hace un calor infernal verdad. Dijo mientras frotaba el hielo por su cuello, las gotas escurrían por su cuerpo, y se juntaban de nuevo entre sus pechos. El hombre asintió con la cabeza y se quito la camisa retiró el trapo de su cuello y lo sumergió en la fuente, lo exprimió mostrando sus fuertes bíceps y seco las gotas del pecho de Helena, bajando lentamente entre sus senos, el cuerpo de Helena se estremeció, cruzó sus piernas dejando que la bata dejará salir una de ellas, puso sus dedos entre el escote de su bata y lo jaló hacia un lado, mostrando su areola, el hombre no pudo más y se abalanzo sobre su pecho con la boca, la bata resbalaba a un costado de su pecho firme y al otro lado el pezón se mostraba erguido bajo la seda blanca, apoyo sus manos sobre la piedra ...

... tallada de la fuente y permitió que su amante se deleitara de ellos, él bajo con su boca mientras sus manos retiraban el cinturón y el broche de sus jeans, lamió el valle del placer de su dama, hasta que su lengua se encontró con su sexo, introdujo su lengua entre los labios mayores con movimientos rápidos, luego con su mano los separo completamente y lamió como un perro la vulva y el clítoris de Helena, ella colocó su mano sobre su cabeza acariciando su pelo rubio, mientras él introducía su dedo hasta el fondo, empujó su pantalón hasta sus rodillas y comenzó a masturbarse, mientras bebía el elixir de pasión de su cougar.Helena se sentía más sexy y excitada que nunca, levanto a su hombre y separó las piernas montándolas sobre su cadera y poniendo sus pies enganchados sobre sus blancas nalgas, sentía su pene sobre su vientre, le dijo –Penétrame con toda tu fuerza, hazme gritar. Él obedeció e insertó su miembro en la vagina chorreante de Helena, ella puso sus manos en su espalda rasguñándolo cada vez que sentía su glande raspar su pared vaginal, le exigía mas fuerza entre gemidos y golpes de talón en las nalgas de su macho. Él pasó una de sus manos por su cintura y la jalo hacia el, Helena sintió mas adentro el pene de su joven amante y empezó a gemir con mayor fuerza, movía su cadera tirándose del cuello de su presa, los gritos llegaron unos momentos después, el pecho él le rozaba los pezones y la hacia sentir mayor placer, mientras la velocidad aumentaba su vecino le besaba el ...