1. Familia sin tabúes (4) Raúl me deja satisfecho


    Fecha: 31/05/2019, Categorías: Gays Fantasías Eróticas Autor: ZLAZKO-KAI, Fuente: CuentoRelatos

    ... mientras me cogía en brazos y me sentaba encima de él. Se sentó en el borde de la cama conmigo encima, sentado con su polla dentro de mi culo, y de cara a él. Y seguía diciéndome, con su cara pegada a la mía... - Sé cuñadito... que esto hacía tiempo que lo estabas deseando... que te partiera el culito a pollazos... siempre deseando y mirándome el paquete... pues aquí la tienes maricón... que hoy te vas a hartar bien de polla. - Me agarré con las manos a su cuello, mientras él me cogía con las suyas por los costados, y comenzaba a subirme y bajarme sobre su polla, con movimientos lentos. Era muy morboso verle sus grandes brazos, mancando los músculos mientras hacía el esfuerzo al levantarme... y observarle la cara que ponía de gusto con cada envergada que me daba, en el ano con su vergota. Yo quería besarle los labios, se me antojó comerle toda boca, meterle mi lengua dentro y frotarla con la suya, y así poder probar, el sabor de su saliva mezclada con la mía. Raúl fue acelerando las embestidas, que cada vez eran más duras y rápidas, y a los pocos segundos noté como se corría dentro de mí. Soltó dentro de mi ano, muchos trallazos de leche caliente mientras él gemía de placer, Y ese fue el momento para pegar mi boca a la suya, y comérsela a besos. Él me respondió sin ningún problema, al contrario, me metió ...
    ... la lengua hasta la garganta dejándome sin respiración, al mismo tiempo que sentía su esperma brotando de su pollón, y quemándome el agujero del culo. Miré su cara de placer, y en ese momento empecé a correrme sin tan siquiera tocarme la polla. Raúl vio mi corrida, y puso su mano en mi polla, pringándosela de semen completamente. Entonces me puso la mano en la boca, y lamí mi propia leche hasta limpiársela entera. Después se tumbó en la cama conmigo encima, y sin sacar su polla de mi culo, empezamos a morrearnos. Compartimos mi esperma, mientras aún sentía los últimos palpitos de su polla dentro de mi culo. Después de un buen rato así, hice lo que a mí más me gusta... lavarle el cipote a conciencia con mi boca, y no dejarle ni una sola gota de semen. La polla del cabrón, no se le había bajado la dureza ni la rigidez ni por un momento, y esto provocó otra vez que me follara la boca, y la consecuente y abundante lechada de regalo. Os tengo que decir que me la bebí toda, y me la tragué enterita... ¡Que sabrosa estaba! Por supuesto me dijo, que la follada que habíamos tenido esa noche, no se podía enterar nadie... ni Felipe, y mucho menos mi hermana. Lo cual me hizo jurar y prometerle, pero a cambio yo le dije, que cuando nos apeteciera a alguno de los dos... repetiríamos sin pensarlo. Sabéis la respuesta ¿No? 
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