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Paseos - Sumisión
Fecha: 11/06/2019, Categorías: BDSM Fetichismo Autor: Nuruon, Fuente: xHamster
... a quedarse lánguida y sus ojos se tornaron blancos al sentir oleadas de placer subir por sus terminaciones nerviosas, haciendo fallar todas las sinopsis de cordura que le quedaban. Hundió sus uñas en el pecho de su esclavo mientras el aire desgarraba sus pulmones al salir en aullidos de placer que le hacían perder la cabeza aún más. En un frenesí sudoroso sintió el paroxismo orgásmico explotar entre sus piernas mientras bajaba hasta las puntas de sus dedos como millones de hormigas en procesión, sintió perder la sensibilidad de sus manos y su espalda restalló de convulsiones eléctricas que hacían que sus músculos rodeasen su pene con fuerza mientras ella se sentía cada vez más despejada y liviana.Resopló mientras se incorporaba dando tumbos con unas piernas temblorosas que casi no le sostenían en pie. Él seguía en el suelo.—No te has corrido verdad cabrón. Pues te jodes.Mientras reía y se ponía los jirones de lo que había sido el camisón, no se dio cuenta de que él había conseguido liberarse de sus ataduras. Era demasiado tarde cuando él la cogió de las muñecas y le empujó contra la pared. Le mordió la oreja mientras con su pene buscaba como loco. Por fin la penetró y comenzó a follar como un perro en celo. Gruñía mientras su pene trataba de ir cada vez más adentro. Loco de placer le soltó las muñecas para sujetarle por la cadera y poder controlar mejor sus movimientos. Ella se sujetó en la pared ...
... con una sonrisa y se agachó un poco más para que él pudiera gozar yendo un poco más adentro, mientras su propio cuerpo gritaba de placer al sentir su polla como una piedra de nuevo agujereando su mente. Cayeron al suelo y ella se tumbo boca arriba. Él se acercó frenético y sujetando sus tobillos, le levantó las piernas para penetrarla de nuevo. Sus piernas descansaban en los hombros de aquel toro que le follaba salvajemente. Esa postura le permitía profundizar más, sintiendo que cada golpe de cadera también taladraba su cerebro.Pronto él comenzó a dar golpes secos de cadera que soltaban un chorro caliente en cada contracción, ella sintió como su pene se contraía en un esfuerzo de lanzar su semilla cada vez más lejos. Con su voz gruñsiendole en la oreja, abrió las piernas, le rodeó las caderas y acompañando sus espasmos, ella se unió al momento orgánico que los dejó exhaustos en el suelo.—¡Oiga! ¿Está usted bien?El chico volvió a la realidad del camino que antes había sido una vía de tren. Un señor le estaba zarandeando y él estaba sentado en el suelo apoyado contra la pared. Debía de haberse caído mientras fantaseaba. Notó una humedad que chorreaba dentro de sus pantalones y comprendió que había eyaculado en sus fantasías. Se incorporó de un salto y se alejó con paso rápido mientras el hombre que lo había traído de vuelta a la realidad se preguntaba qué demonios le pasaba a la juventud de hoy en día.