Cuando las cuñadas crecen - Relatos Eróticos

Cuando las cuñadas crecen

... almohada para evitar que sus gemidos se escucharan, mi novia hacía lo mismo. Necesitaba sacarsela a mi novia y metersela a Anyelín pero no podía! Lo hubiera arruinado todo. Cuando ya no podía más exclamé " me corro Yari!" para avisarle a la hermanita que debía taparse de nuevo. Me corrí sobre la nalgotas de mi novia, me puse el boxer de nuevo y salí de la habitación.Volví a mi cuarto, eran casi las 3 am pero yo no dejaba de pensar en Anyelín y sus tetas. Cuando estaba dispuesto a hacerme una paja mi celular vibró, un mensaje de Anyelín decía: "Necesito que me folles! Ve al baño en 5 minutos". Era peligroso, el baño estaba cerca del cuarto de los padres. Yo sabía que Yarisel estaba dormida, siempre duerme luego de sexo, pero yo tambien necesitaba gozarme a la hermanita. Toqué la puerta del baño, Anyelin abrío, solo vestida una camisón que ya le quedaba corto. No cruzamos palabra, le arranqué el camisón y le empecé a lamer los senos, mis manos no los cubría, pasaba mi lengua sobre sus pezones erectos mientras ella metío mano bajo mi boxer y me masturbaba. "Metemela!" me decía silenciosamente. Le mordí uno de sus pezones, su gemido fue ...

... escandoloso. Supe que no podía dar muchas vueltas y arruinar la posibilidad de penetrarla. La tomé de las nalgas, la levanté y la puse sobre el lavado. Su coñito humedo quedo a la altura de mi polla. La besaba mientras mi polla dura separaba sus labios, quería hacerlo lentamente pero ella empujó sus caderas hacia adelante. Era claro que la quería toda y quería que le diera duro. Mete y saca. Mete y saca. La chica es perfecta. Le chupaba sus pezones, ella mordía sus labios y me miraba con pasión, con enojo, con preocupación. Era indescriptible. Sus gemidos no eran "ahhh" ... eran "hmmmm" con un ritmo que seguía mis embates contra su coño. Eran gemidos en un tono agudos alternados con un " siiiii..q polla" en el mismo tono. "Voy acabar en tus senos. Anyelin" le dijo con un gran nivel de orgullo,ella obedecío sin dudarlo. Se bajó del lavado, se arrodilló frente a mi justo antes que soltara toda mi leche por segunda vez en la noche sobre hermpanas diferentes. Para finalizar se la metí a la boca y terminó de succionar lo que quedara por salir. Se levantó inspeccionando mi semen adherido a sus senos. "Mañana quiero ser la primera" me dijo con una sonrisa pícara.