La chica de las pastas italianas
Fecha: 13/06/2019,
Categorías:
Hetero
Fetichismo
Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos
La chica estaba junto a un anaquel del interior del supermercado, en la sección de pastas italianas. No era nada fea, en realidad era bastante bonita, a diferencia de las otras chicas que ponen las diferentes empresas para promocionar sus artículos, ésta era realmente una bella principessa. Era fin de semana, y Joaquín tenía necesariamente que comprar algunas cosas para la semana que se avecinaba, porque si de algo nadie puede olvidarse, es de comer. Pero el asunto es que aquella tarde de sábado se encontraba recorriendo los pasillos del supermercado buscando algo que le apeteciera, y, en aquel momento, recordó que si algo es fácil de preparar son las pastas, y hay una variedad de ingredientes ya listos que se les puede agregar para preparar una comida deliciosa. Pero volvamos a la chica del pasillo de los productos italianos. Se dirigió entonces, Joaquín, al pasillo de las pastas donde ella se encontraba, la vio y le llamó la atención. Trató de observarla más detenidamente, procurando que ella no se diera cuenta, pero cuando se le estaba acercando, una señora se dirigió hacia ella para consultarle algo, de tal manera que Joaquín tuvo suficiente tiempo para contemplarla detenidamente, mientras fingía interés en un producto del anaquel de enfrente. Sin embargo, aquello le dio la clave para entablar alguna conversación con la chica, se fue a dar una larga vuelta por los demás corredores, esperando a que quedase libre. Después de un rato regresó y allí estaba ella solita, ...
... aguardando por algún parroquiano que llegase a consultarle algo sobre los productos que ella representaba. —Buenas tardes, señorita —dijo Joaquín acercándosele. —Buenas tardes, señor, —respondió ella muy amablemente, con una sonrisa en sus labios que la hacía verse más atractiva. «¿”Señor”? —se preguntó Joaquín para sus adentros— ¿será que me veo muy vejete, apenas tengo… bueno, tengo los que tengo?» —Pudiera usted recomendarme un buen plato de pastas para mi cena de esta noche. —¿Para usted y su esposa? «Joder, primero me dice señor, como si fuera un trasto viejo; y luego me insinúa que estoy casado» —No, señorita, no soy casado. Precisamente porque no tengo quien me prepare mi cena es que he venido a pedirle que me recomiende algo. Estoy seguro que usted me puede sugerir algo sabroso. Sé que no me equivoco —dijo Joaquín, no sin cierta malicia. La chica, muy profesional en el desenvolvimiento de su trabajo, tomó del estante unos paquetes de espaguetis y comenzó a darle una serie de recomendaciones; luego se desplazaron a otro anaquel y le mostró algunos frascos de pesto, unas salsas y otros ingredientes, explicándole las bondades de cada uno, para que pudiera hacer de su cena una deliciosa experiencia. ¡Vaya! —dijo admirado Joaquín—, me parece que usted debe de preparar unos platos deliciosos. Ya me gustaría que me preparase los míos. La chica entendió por dónde iban los tiros, y dedicándole una sonrisa amable intentó cerrar la conversación. —Cuando tenga alguna duda, no vacile en ...