1. Aprendiz de sumisa (2)


    Fecha: 13/06/2019, Categorías: Dominación Fantasías Eróticas Autor: GatitaY, Fuente: CuentoRelatos

    ... de Oscar. Hasta que, sin soltarme del pelo, dejó de hacer fuerza, para concentrarse en lamerle los huevos. Ahora podía chupársela a mi ritmo. Como yo tan bien había aprendido en los últimos meses. Le hice la mejor mamada que sabía, mientras mi Ama se ocupaba de sus pelotas. Después, Itzel tiró de mi pelo, sacándome la polla y llevó mi cara a sus huevos. Que lamí con gusto, recogiendo la saliva de mi Ama de ellos. Ella volvió a chupar su polla. Pensar que ella también se estaba tragando mi saliva me hizo ponerme más cachonda todavía. -Que bien lo hacéis putitas. Me encanta.- dijo Oscar. Escucharle, llamándonos putitas a los dos, me encantó. Estaba poniendo a la imponente de mi Ama, a mi altura. Que no era otra, que de rodillas a sus pies. Ambas, estábamos usando nuestras bocas y nuestras lenguas, para darle placer. Siempre habíamos sido las putas de la universidad. Pero ahora lo éramos juntas, a la vez. Y con mi hombre, bueno, ahora era el de mi Ama. Pero lo compartía conmigo. Itzel cogió mi cabeza, separándola de sus huevos. Y la llevó a la polla de Oscar, para que la lamiera, a la vez que ella. Sin dudarlo, lo hice. Recorriendo su largo pene, a dúo con mi Ama. Nuestras lenguas se rozaban por el camino, e instintivamente, yo buscaba la suya. Me volvía loca sentir su húmeda lengua con la mía. -Ummm zorras. Que bien lo hacéis. Seguir, seguir.- decía Oscar, entre jadeos. Itzel guio mi cabeza, para que me metiera su polla en la boca. Con su mano todavía agarrando mi pelo, fui ...
    ... chupándola, mientras ella seguía lamiendo, lo que quedaba fuera de mí. Me sacó la polla, para metérsela ella. Y ahora fui yo quien lamí el tronco de aquel rabo, que tan rico estaba. Noté otra mano en mi cabeza, mire para arriba, sin dejar de lamer. Y vi a Oscar, con una mano en cada una de nosotras. Se había cansado de dejarnos hacer y ahora era él quien iba a dirigir nuestra mamada. Como auténtico señor de las gatitas, fue haciéndonos comerle la polla, por turnos. Primero me tocó a mí, metiéndome su polla hasta el fondo de mi garganta. Aguanté todo lo que pude, babeando como una puta. Cuando me soltó, cogí aire con desesperación, mientras veía, como era ahora Itzel, la que se tragaba aquel pedazo de carne. Ella, como yo, sufrió con esa polla en su garganta. La vi, por primera vez, con su cara roja y sus ojos llorosos. Babeando como lo había hecho yo, como otra puta más. Verla así, sometida por un hombre, hizo que me pusiera más cachonda que nunca. Al sentirla, en ese momento, como una puta como yo. Me atreví a llevar mi mano a su culo y acariciárselo mientras seguía siendo follada por la boca. Cuando Oscar cambió de nuevo a la mía, fue ella la que llevó su mano al mío, buscando rápidamente mi agujerito trasero. Entre los ruidos típicos de una mamada tan salvaje, empecé a notar como su dedito, se colaba poco a poco en mi culo. Aquello, lejos de molestarme, me excito más. Yo también quise devolverle el favor y aunque pasé mi dedo por su ano, no me atreví más que a rozárselo con ...
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