Blanca Navidad
Fecha: 16/06/2019,
Categorías:
Control Mental,
Dominación
Autor: Dianita96, Fuente: CuentoRelatos
... introvertida. Nunca había tenido problemas con los chicos, y por eso mismo, nunca había tenido que hacer cosas como las que estaba haciendo en el lugar donde lo estaba haciendo. «Pues para ya!» Dijo el chico tajante, y como si de una orden se tratará Lara quedo liberada de sus instintos, pudiendo dejar de acariciarse y recolocándose la ropa bien. «Es que estás loca? Harías todo lo que escucharas decir a un desconocido por la calle?» Y Lara obviamente sabía que la respuesta era NO! Pero al abrir la boca dijo «Si» Lara pensó que le acababa de ocurrir algo, que en su cerebro algo funcionaba mal o que estaba a punto de ocurrirle algo. De pronto en el vagón empezó a entrar gente, mucha gente. Lara avergonzada se levantó de su asiento colocándose frente a la puerta para bajar a la siguiente estación. Empezó a sentirse apretada por todos los que ocupaban el vagón, y se quedó frente al vidrio de la puerta mirando su reflejo avergonzada entre tantísimos desconocidos que casi no la dejaban ni respirar. Parecía el viaje más largo del mundo, ya que no parecía llegar nunca a la estación. El chico se acercó abriéndose paso por toda la gente hasta llegar justo detrás de Lara, después de estar rato pensativo con la respuesta que la chica le había dado. «Quiero ver ese culito… Bájate los leggins hasta medio muslo» le dijo susurrándole al oído. Y Lara totalmente roja y incrédula, obedeció bajándose los leggins acompañados del tanga azul que la vestían. La vergüenza y la humillación que sentía ...
... era enorme, pero nada igualable al momento en el que notó la mano de ese chaval pasar abruptamente desde su clítoris hasta el ano recogiendo todos los líquidos que había ido acumulando en su escena masturbaría anterior. Acercó la mano a la boca de Lara y sin dudarlo dijo: «lámelo perrita» Lara totalmente humillada obedeció aún con su culito a la vista de todos, que por suerte, debido a la cantidad de gente no parecía haber creado ningún escándalo. De golpe empezó a volver a notar el mismo ardor que había notado anteriormente y cada vez expulsaba más jugos. «Puedo subirme ya los leggins, por favor?» pregunto Lara avergonzada de tener que preguntar algo como eso. Y mientras el metro entraba en el andén y la gente se acumulaba en las puertas del vagón el silencio era el dueño de esa situación. Los muslos de Lara parecían la tierra donde se aposenta el agua de un rio, cuando al oírse el ruido que anunciaba las puertas abrirse escucho. «claro, súbetelos» Lara a toda prisa se subió los leggins viendo la cara confundida y sorprendida de los que se encontraban al otro lado de las puertas, y de golpe noto el sonido y dolor inconfundible de una cachetada que le propino el chico, que bajo a prisa del vagón con ella. La agarro de la mano arrastrándola entre la gente que entraba y salía del andén llevándola hacia un antiguo y ya inútil fotomatón, la entró dentro y con ella, se sentó en el pequeño sillín que aún aguantaba de pie, estiro la cortinita corta que los separaba de la andadura de ...