Dilatación
Fecha: 17/06/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Juan era un hombre apacible. Mantenía una relación cordial con sus compañeros de trabajo y con sus amigos. Era el típico personaje gris, que no destacaba ni por bueno ni por malo. De lunes a viernes iba a trabajar, realizaba sus tareas con esmero pero sin iniciativa y volvía a casa sin tomar copas con nadie, sin dejarse llevar por ninguna distracción. Su mujer, Esperanza, era una mujer normalita . Bastante agraciada para su edad, cariñosa y perfecta esposa, inteligente y alegre. No habían podido tener hijos y ese "problema" no había enturbiado su relación ni había disminuido su amor mutuo. Se dedicaba con meticulosidad a las tareas del hogar y a cuidar de su marido. Era la típica ama de casa gris, que salía de casa solo a hacer sus compras diarias y volvía a casa alegre para continuar sus labores. Pero eran felices, porque ellos sabían que eran una cosa que les llenaba de orgullo y que, aunque no era de público conocimiento, les hacia diferentes de los demás. Eran unos artistas de la dilatación. Cuando se casaron y fueron a su viaje de bodas, (nada de relaciones prematrimoniales) en el juego erótico Juan había penetrado a Esperanza con dos dedos. Y descubrió lo que él definía para si como su vocación. La dilatación del coño y el culo de su mujer. Esperanza se corrió en ese primer acto inmediatamente con una fuerza y unos espasmos que, incluso, asustaron a Juan en ese momento. En medio de ese orgasmo Juan metió el tercero, el cuarto y hasta el quinto dedos en el agujero de ...
... Esperanza. Cuando llego a meter la mano, Esperanza se desmayó de placer. Esperanza, al reponerse, le dijo que le había sentido enormemente y que la visión de su marido metiéndole la mano en el coño la había llevado hasta ese gigantesco orgasmo. Que follar estaba bien , pero la mano........ era otro cantar. Juan, que en las primeras veces tenia miedo de hacerle daño, se dio cuenta que la naturaleza había dotado a Esperanza de un coño tremendamente elástico que le permitía engullir casi cualquier cosa . Y un día, tras hablarlo, decidieron que ese seria su objetivo. Que el coño de Esperanza engullera cualquier cosa que se propusieran. Con el culo fue mas difícil, y aunque las manos de Juan, por separado y juntas habían llegado a penetrarlo con el paso de los años, establecieron que el record máximo recomendable habría de ser una botella de vino, por la parte ancha naturalmente. Y se pusieron a la tarea con dedicación. Esperanza se compraba unas bragas grandes y fuertes, aunque de tela suave que le permitieran retener en su coño los objetos que Juan le insertaba y llevarlos constantemente. Primero velas de cera, con un record de diez. Cuando las diez velas se salían casi solas, cuando ella estaba de pie, iniciaron el recorrido de las frutas y verduras. Pepinos, calabacines, zanahorias, nabos,entraban en el cono de Esperanza y se quedaban en el durante días. Juan llevaba una tabla donde, de forma metódica, apuntaba la dilatación que iban obteniendo. Naturalmente, nada mas llegar a ...