atado y escuchando por teléfono a mi novia también atada
Fecha: 17/06/2019,
Categorías:
BDSM
Autor: parejaatada, Fuente: SexoSinTabues
Una pareja es atada por un desconocido técnico de mantemiento en el hotel donde se alojan y sometidos a torturas eróticas los dos atados con muy buen bondage. Llevábamos ya un par de días de vacaciones en Barcelona con mi novia, en un apartamento céntrico, que siempre es más cómodo que un hotel porque dispones de cocina y suelen ser más amplios. Los dos primeros días habían sido fantásticos, y todavía nos faltaban otros cinco días para completar la semana. Diversión, turismo y salir de noche, demasiado incluso porque al tercer día nos levantamos que eran las diez de la mañana. Mejor dicho, me levanté yo. La noche acabó con una fantasía morbosa entre mi novia y yo, y recuerdo la imagen de ella al despertar todavía con las manos esposadas al cabezal superior de la cama, desnuda y los ojos vendados. "¿has dormido bien esposada?" - le dije con sonrisas. Ella se río, y me dijo que se iba a vengar. "Entonces no te quito las esposas" - le reté. Me vestí, y le dije que bajaba al colmado de la esquina, a comprar pan para almorzar. Debía de ser rápido, porque sólo tenía que cruzar la calle a la acera de enfrente, pero aquel día, a diferencia de los dos anteriores, había una cola de doce personas para pagar. Esperaba haberme encontrado con una tienda vacía, pero el resultado fue quedarme allí perdido al final del gentío y perder quince minutos en todo el rato. Otros tres minutos perdidos en un semáforo que parecía no cambiarse nunca, y yo no había ido al lavabo desde la noche ...
... anterior. Pensar que eso era cuestión de dos minutos me había llevado un apretón de ganas de mear, y no pude esperar a subir al apartamento. Entré en el vestíbulo, ya que aquello era un aparthotel, y me fui a los lavabos, siguiendo el pasillo de la derecha. En la puerta cerrada me encontré un hombre alto, delgado, buena espalda y muy agradable, que era de mantenimiento, y muy amablemente me indicó que los lavabos estaban fuera de servicio. "Vaya día" - suspiré. Le pregunté si había lavabo cercano, y me dijo que sí, que en el sótano de abajo, junto su taller de mantenimiento. Bajé, y él me guió. Sólo era un lavabo, de un metro por dos, con un grifo y una taza. Me puse a mear, y justo cuando salió mi primer chorro se acercó por detrás y me dijo: “no te muevas. No quites las manos de donde las tienes. No te guardes la polla. Obedece y calla, ¿lo has entendido?”. Tras un momento de sorpresa, le dije que sí, que haría lo que me mandara, pero que no me hiciera daño. Le dije que no llevaba dinero, que sólo había bajado a comprar la barra de pan. “Calla te he dicho” - me susurró en un tono dominante y pervero - "y abre la boca". Apenas un par de segundos después de hacerlo, una bola con una correa asomó con su mano por la derecha de mi cabeza, la puso delante de mis labios y empujo lo máximo hacia dentro de mi boca para después cerrar la hebilla con fuerza detrás de mi nuca. No podía sacármela nada. "mmmmppphfff mmmmpffffo fffaffffooo" - supliqué sollozante. En ese momento, ya amordazado, ...