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Entre la espada y la pared (5)
Fecha: 21/06/2019, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... acostumbrando a tener orgasmos. Encendí la vibración y comencé a masajear la zona anal. Puse la punta en mi ano. Todavía me dolía un poco. Notaba como si la vibración fuera haciendo que él solo se relajara y se abriera. Al poco palpé con la otra mano y me di cuenta que una tercera parte del aparato ya estaba dentro de mi. Sorprendida empujé para introducirlo más y pareció como si chocara contra una pared produciéndome bastante dolor. Lo retiré un poco hasta que el dolor cesó y volví a introducirlo moviéndolo en círculos como buscando el camino. Poco a poco fue entrando hasta que casi todo estuvo dentro. Parecía que no cabía en toda su longitud por lo que no podía utilizar el tapón anal de nuevo. Tampoco podía andar pues era incómodo y parecía como si se saliese un poco a cada paso. Pero era importante mantenerlo durante bastante tiempo en su lugar por lo que pensé en tumbarme boca abajo en la cama a leer un libro. La vibración me relajaba más y más y al rato me dormí. Algo me despertó: eran las manos de Luis jugando con el vibrador. Lo apagaba y encendía cada pocos segundos. Me felicitó por ser una chica tan obediente y me dijo que como premio procuraría follarme sin hacerme daño. Le recordé que me había dado el día libre pero me hizo callar poniendo un dedo sobre mis labios. - Me he excitado al recordar la reunión en el despacho de esta mañana y ...
... he decidido hacerte una visita, eso es todo. Tranquilízate, te gustará. Con mucho cuidado lentamente retiró el vibrador de mi culo, puso varios cojines sobre la cama y me hizo tumbarme sobre ellos. Se puso uno de los preservativos, al que untó bien de lubricante, y colocó su pene junto a mi ano. Cerré fuertemente los ojos y los puños preparándome para el dolor, pero mi ano estaba bien dilatado y Luis se comportaba con mucha suavidad. Sin casi molestias el pene de Luis, que el día anterior casi me había partido en dos, había entrado sin más problemas. Comenzó a moverse suavemente. No era nada desagradable. Al mismo tiempo, Luis introduje una mano para acariciar mi clítoris. Ahora era mejor aún. Al rato conseguí llegar al orgasmo. Luis siguió cabalgando mi culo durante largo tiempo. Empezaba a notar molestias cuando él tuvo su orgasmo. Rápidamente salió de mi interior quitándose el preservativo. Tuve que limpiar su pene con mi boca hasta que estuvo satisfecho mientras miraba si culo reflejado en el espejo. Pensé que se iría pero no fue así: me hizo prepararle algo de cena. Cenó recostado sobre mi cama viendo la televisión. Durante todo el tiempo que duró la cena y la película tuve que hacerle una mamada. Me permitía descansar a ratos pero sin sacar su pene de mi boca. - Mañana continuaremos –fue su despedida, dejándome nuevamente cansada y humillada.