El Secreto del Convento
Fecha: 22/06/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... llamaba la criada la habíamos visto en la playa con Anita la cocinera que también era muy guapa hacer sendas tortillas, sus cuerpos eran hermosos y sus edades 19 y 22 años, pero ignorábamos si eran vírgenes, por su parte Miguel se vistió y marcho a buscar dos soberbias hembras de las de época, sabiendo que ambas tenían unos consoladores que eran verdaderas maravillas y que sabían usar como verdaderos varones, las dos amigas se llamaban Elvirita e Inés , y tal como pensábamos nos preparamos a organizar la batalla, por una parte contando con la actuación de Elvira e Inés y con el tonto que se llamaba Juanito, contábamos con 5 machos dos de ellos transformables en el bando femenino, Lolita, Anita, Mari, Lilian, Leo, Ester y yo o sea 7 contra 5 la batalla prometía felicidad y más de una sorpresa. El formidable efecto de la droga sexual se dejó sentir en Alfred, que dirigiéndose a mí me dijo Elen esto ya no puede aguantar más, yo estaba sentada en el sofá y mi prima a mi lado, el sofá era alto y muy antiguo, y sin decir una sola palabra Mari acercándose a él le desabrocho el pantalón, sacando la magnífica polla de Alfred que, más dura y gorda que nunca desafiaba retadora, mi prima no espero más, ella misma me tumbo a lo largo, y yo espere emocionada, Ester desabrocho mi cerrado escote de la bata casera, apareciendo hermosos mis pechos, luego separo la falda apareciendo la fragante rosa de mi rajita, no hubo cumplimientos, sino decisiones ¡Alfred ven mi vida! Se tumbó sobre mí, ...
... abrí los muslos y la puerta apareció en todo su esplendor ¡Cariño mío! Exclamé a la vez que cogiéndole la polla con mi mano derecha la puse en mi entrada, comenzó a deslizarse, mi cuerpo se contrajo ¡Cariño mío que honda me la metes! ¡Qué gorda es! ¡Ay vida cielo mío! ¡Métela! ¡Métemela hasta el fondo! ¡Niñas que gusto… que gusto! Nuestra batalla duro unos minutos, yo ayudaba a que me jodiera meneándome frenética, nuestros vientres se refregaban, levantaba mi pelvis para que hundiera la verga hasta el máximo, Leo y mi prima haciendo diabluras con sus lenguas en mis duros pechos precipitaron mi placer ¡Ay nenas, me matáis! ¡Vida mía me traspasas! Me deshacía como una loca, mientras mi primo Alfred cabalgaba triunfante sobre mí, el orgasmo comenzó a llegarme y su cipote hurgaba en mi matriz ¡Ay vida me duela! … ¡Ayyy, ayyy! Apretó más ¡Ay no que me matas! ¡Me muero cielo me muero! Entonces Alfred centró su cipote en mi matriz y con toda su fuerza empujó traspasándolo, note como su cabeza se abrió paso a través del anillo, y como su cipote una vez dentro se hincho al máximo, haciéndome sangrar, enloquecí de dolor y placer al mismo tiempo ¡Ayyy no, me muero! ¡Me corro nenes! ¡Ay cielo mío…ya, ya! ¡Para….para! ¡Me muero….! ¡Me viene! ¡Me viene…! ¡Mi vida, toma mi vida…! ¡Qué gustooooo! ¡Ay! ¡Ay! ¡Aayyy! ¡Me muerooo! ¡Yaaaaaaa! Larga y agónica mi exclamación acabo con mis fuerzas, y en el supremo desmayo noté como mi primo feliz regaba mis entrañas, luego sumida en una niebla, perdí ...