1. Esteban y el sádico pt 4 final


    Fecha: 05/11/2017, Categorías: BDSM Autor: AbogadoSádico, Fuente: SexoSinTabues

    ... donde sería mejor empezar y estuvimos de acuerdo que en uno de sus brazos, en la parte superior, donde había tejido adiposo de sobra y que no se crearía una herida severa o permanente. Tomé ese gordo brazo y empecé a empujar mi lanza de madera, no fue fácil, había mucha carne pero una vez logré romper el primer tejido de su piel fue solo cuestión de empujar con fuerza y logré que atravesara al otro lado, salió la roja punta y lo llevé a un punto en que quedaba centrado de un lado y otro. El perro se veía desesperado, se veía desencajado cuando comencé, era claro que esto era más fuerte de lo que había tenido que aguantar en toda su vida. Cuando la lanza penetró su piel, el dolor fue tanto que se desmayó y X, por su vocación médica se preocupó (aparentemente podría ser peligroso por el impacto que podía tener en su sistema nervioso y en su presión), inmediatamente le revisó signos vitales e hizo algunas revisiones (pupilas, pulso, etc.) y al ver que todo estaba bien, continuamos jugando. Es tan divertido destruir a un sumiso, humillarlo y ver como se desvanece todo rastro de quien era y aparece solo un objeto de placer. Mientras aún estaba inconsciente, mi mente fue más lejos y decidí marcar mi propiedad, agarré el cuchillo de la cocina, el que usé para afilar el palo y poco a poco, de manera superficial (así tendré la oportunidad de hacerlo nuevamente cada vez que quiera) escribí en el costado de su pierna derecha mi nombre, controlando por supuesto la sangre – no es ...
    ... correcto ensuciar las casas de los amigos con algo tan barato y corriente como la sangre de un sumiso –. Ya habiendo terminado de jugar, decidimos ayudar al perro a que despertará y usamos un algodón mojado en alcohol que X preparó, fue recuperando la consciencia poco a poco, claramente aún adolorido y sin entender bien lo que había sucedido, seguía amarrado entonces no podría hacer nada para tocar sus heridas. Conforme fue ganando fuerzas, al desaparecer el efecto del relajante, empezó a mover sus extremidades, seguramente buscando una posición más cómoda o quizás buscando mitigar el dolor que sentía. Como soy tan bondadoso, decidí limpiar con alcohol las heridas que causé al escribir mi nombre y me dispuse lentamente a hacerlo, tome un pedazo de gasa, la mojé y empecé a aplicarla sobre sus cortes, los gritos no faltaron, eran un poco exagerados para ser algo tan simple pero siempre satisfactorios, placenteros. X había salido a traer algo de beber para nosotros, bebimos la cerveza rápidamente y al escuchar los gritos le dijo al perro que se callara, éste gritó aún más fuerte causando la ira de mi amigo. X: te voy a dar motivos para que grites de verdad perro infeliz. Habiendo dicho eso, X hizo más profundo el corte vertical de la que sería la letra E y seguidamente empezó a meter su dedo índice izquierdo, haciendo pequeños círculos, lo que hacía que mi perro gritara como loco. X: eso está mejor perro, aprenderás te guste o no, a gritar por cosas que valgan la pena. A: <<entre ...