1. Puta Putona RePuta


    Fecha: 28/06/2019, Categorías: Anal Famosas, Masturbación Autor: ZeuzMEXICO, Fuente: xHamster

    ... no la tomaban para esos trabajos, lo cual era cierto. Ahí terminó la única sesión personal; nos separamos muy amistosamente. Siguió manteniendo conmigo un vínculo amable. Pasaba a mi lado y no me miraba con desprecio, me saludaba amable y respetuosamente. Pero no volvió nunca al confesionario, a pesar de algunas sugerencias mías y de la madre para que lo hiciera. Después pidió entrevista con una colega que actualmente me reemplaza en la villa (yo continúo en funciones de supervisión).Intentemos una lectura conceptual de lo que se manifestó. Ese dicho y hecho, ser puta, le daba valor fálico, a diferencia de las otras, que quedaban en el lugar de restos, desechos, en el lugar de la mierda de los baños que limpiaban. Para ella, es un signo de distinción que le digan “sos una puta”. Lo descifrado en términos de que ella no quiere ser un resto, como las demás. Por eso pelean. En la villa, un rasgo fálico y de virilidad muy evidente es ser capaz, como ellos dicen, de bancársela. Si les quieren pegar, hay que defenderse; si no, en la villa se deja de existir, se pasa a ser el maricón del lugar. Dicho de otra manera, donde los bienes materiales escasean para atribuirse valores fálicos, éstos provienen de cómo se ponga en funciones y en riesgo el cuerpo propio. Las zapatillas, las gorras de marca son blasones secundarios cuando se contraponen a otros valores fálicos: por ejemplo, “si tenés o no ...
    ... huevos”. Y, en esta piba, si se anima a “putear” o no.Cuando ella “putea”, su cuerpo no es un simple resto: es algo que los hombres desean y pagan. Completamente distinto al de las otras, que lo ponen para limpiar la mierda de las señoras y cobrar unos “pesitos”. En consecuencia, no es loco sino tributario de la razón fálica.Claro, no es que esto sea así en todas las prostitutas. Estos pibes contaban de una, adicta al paco, que había parido una criatura y andaba por las casillas ofreciendo en venta al bebé por cinco pesos, para comprarse paco. Para esa chica la prostitución no tiene el mismo valor que para Fermina: ella es un desecho y el bebé es otro; nada tiene valor. Otro caso sufría, no por su profesión sino porque le iba mal con la familia. Se había enamorado perdidamente de ella, decía, una persona de mucha plata. Este hombre se quería casar con ella a toda costa, ella no. Quería seguir trabajando con él, pero no casarse. Su papá se enojaba porque no se casaba con ese hombre, ya que lo consideraba la oportunidad de su vida (la de él). Ella me dijo: “¿Se da cuenta? a mi padre lo único que le interesa es la plata”. Le dije, demasiado prematuramente: “¿A vos te interesa alguna otra cosa?”. Creo que eso la ofendió muchísimo. Mi error fue creerme que ella trabajaba sólo por dinero: ella también se restituía fálicamente haciéndose pagar para gozar con ella, por cadenas de hombres que la deseaban. 
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