Blind Date (II)
Fecha: 04/07/2019,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
BLIND DATE II Por Aarón El lunes que regresé al trabajo noté a Janet como deseosa de hablar conmigo. Cuando terminamos la jornada de trabajo de la mañana fuimos a almorzar a una pequeña cafetería no muy lejos del almacén donde laborábamos. Janet me dijo: "Andrea, Samuel y Fabio me comentaron que la parranda del sábado pasado había estado espectacular. Quedaron muy contentos contigo. A Samuel, que es tan exigente, lo sentí muy interesado en volver a invitarte a salir. ¿Te gustaría?... Dudé un par de segundos, pero le contesté afirmativamente. Yo tenía pocos amigos y una escasa vida social. En mi interior anhelaba que me invitaran a salir, a bailar, a tomarme unos tragos. La experiencia del sábado pasado fue una aventura que me gustó. Descubrí que soy morbosa, erótica y me excita que me dominen. La semana avanzaba sin ninguna novedad. Eran las diez de la mañana del viernes, cuando se me acercó Janet y me dijo que teníamos invitación para el sábado. Nos citaron en una fuente de soda a las ocho de la noche. Samuel llegó solo en su auto pero aclaró que pronto llegaría su hermano. Unos pocos minutos después aparcó un auto y apareció Manuel, su socio en el almacén de telas. Tendría unos cuarenta y dos años, de mediana estatura, sonrisa fácil, pero de mirada dura. Nos invitaron a unos tragos y luego nos dijeron que íbamos a salir por separado. Nos paramos de la mesa, Manuel me cogió con decisión del brazo y nos dirigimos a su coche. Yo empecé a preguntarle a donde íbamos a ir pero ...
... él sin inmutarse apenas, se inclinó hacia mí y me dijo "No te preocupes, Samuel te ha recomendado mucho, no tienes que preocuparte de nada". Fuimos a ver un espectáculo porno y a tomar ron. Luego Manuel dejo que nos fuéramos para su apartamento. Entró su auto al garaje, me atrajo fuertemente hacia él, me besó en el cuello y me murmuró en el oído lo que sonó como una orden para que abriera mis piernas y así poder tocar con facilidad mi sexo. Inexplicablemente no pude, o tal vez no quise, intentar desobedecer a éste hombre. Poco a poco su mano fue abriéndose camino hasta mi pan y lo agarró con fuerza por encima de los jeans. Sentí que los pantys se me mojaban. Nos bajamos del auto y subimos al segundo piso donde estaba su apartaestudio. Al entrar en la sala me besó otra vez, se fue al bar y sirvió un par de rones. Luego se sentó en el sofá, me miró y, con una sonrisa, dijo: "Desnúdate" ¿Cómo?" pregunté. Me sentí como cohibida a pesar del efecto que estaba ya causando el licor. "¡Quítate la ropa!", repitió. Como vio que no le hacía caso se paro, me cogió con una mano del pelo y con la otra me abofeteó. "Quiero verte en pelota. Quiero que te desnudes, no has entendido?" Despojándome de mi ropa, me quedé de pie frente a él, completamente desnuda. Manuel se sentó, me atrajo hacia él y me obligó a sentarme boca abajo sobre sus piernas. A continuación me hizo extender los brazos hacia el piso y correr mi espalda de tal manera que mi culo quedara al aire y bien respingado."¡Sube más ...