u) Lo que Alex desea de mi
Fecha: 09/07/2019,
Categorías:
Gays
Incesto
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
... tenemos una mujer entre nosotros, algo femenino para equilibrar, y sobre mi padre, creo que en unos días le darán el alta para volver al trabajo. Hablamos un rato más mientras terminamos de beber el vino, se expresa bien y educado aunque a veces se le escapa alguna palabra vulgar que en su boca suenan raras. -¿Cómo conociste a Davy? Te ha dado entrada en su vida y eso resulta extraño en él. -sopesé lo que debía contarle, no podía mentirle ante la posibilidad de que lo descubriera, no conocía lo que sabía sobre mi y decidí serle franco, en algún momento se enteraría y era mejor que lo supiera desde un principio y de mi boca. -Lo cierto es que fue Davy quien me conoció a mí. -le relaté como fue todo, y como solicitó mis servicios por medio de un distribuidor de las producciones porno que la empresa de Guillermo entregaba al mercado, sin entrar en detalles, pero para que supiera bien lo que yo era. Se quedó pensativo un minuto dando vueltas a la copa entre sus largos dedos. -¿Entonces ejerces la prostitución? -no parecía molesto ni que le diera importancia, solamente era una pregunta que necesitaba respuesta y yo no sabía darla, o no lo suficientemente explicitada y clara. -No exactamente, solamente lo hago con Davy desde que dejé mi trabajo hace un año. -y de ahí no iba a seguir explicando mi vida íntima. -¿Has hablado con Davy…, sobre mi? -ahora esperaba que él también fuera sincero, aunque no me lo contara todo y se guardara lo que considerara más íntimo y privado. -Sí, ...
... pero fue indirectamente, él quería saber como iba la evolución de tu padre, luego habrá tiempo y te contaré lo que quieras, ahora vamos a mi casa a recoger mi coche para ir a comer. Voy a llevarte a un lugar que te gustará. Llamó al camarero para pagar la cuenta y luego le seguí, su casa estaba cerca de donde habíamos estado, era una zona donde el tráfico rodado estaba restringido, una plaza en forma de U con una fuente en el centro y arbolado, preparada para juegos de niños fuera de los soportales que se extendían en todo el recorrido de la plaza con cafeterías y veladores, un lugar agradable, bucólico y sin vehículos de motor. Entramos en uno de los portales y cogimos el ascensor que nos dejó en el garaje. Tenía un coche de alta gama, y no es que yo entienda mucho, ya que al no poder ser dueño de uno, tampoco me llamaban la atención. Tuvimos que ir hacia el interior de la ciudad y coger el puente para cruzar el río, en veinte minutos la autopista se había convertido en carretera de costa, y no se detuvo hasta llegar a un pueblecito de pescadores, era solamente veinte casas mal contadas y una de ellas tenía el cartel de “Bar la Chata”. Parecía conocer el lugar y saludó a una señora que había en el bar cuando entramos. -Podéis pasar, la mesa está preparada. -le trataba con confianza, debía frecuentar el lugar. Pasamos una puerta que nos dejó en un comedor de pocas mesas, todas dispuestas con manteles blancos y pequeños floreros con rosas, pero continuó hasta salir a una terraza ...